Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

El culto moderno a los indígenas / André Menard – 199 sus exequias. No habrá contendientes en el reparto de la herencia indígena; la cien- cia será su única y universal heredera 4 . Incluso hasta el día de hoy ello persiste en boca de sujetos como el historiador chi- leno Sergio Villalobos y su insistente afirmación sobre la inexistencia de los ma- puches, debido a su disolución bajo el peso y el atractivo de la vida civilizada y del mestizaje. De hecho, Villalobos basa su argumentación en la distancia evolutiva que separaría a las etnias –como la mapuche– de las naciones civilizadas, entendiendo a las primeras como formas “menos desenvueltas” culturalmente y, por eso mismo, condenadas a un inevitable proceso de desaparición. En este marco, los rasgos de mapuchidad serán siempre restos y vestigios museográficos, cuyo único valor es aquel del conocimiento del “hombre en general” y no de la Historia con mayúscula 5 . Es decir, lo mapuche sólo tendrá valor histórico en tanto dato referido a la evolu- ción general de la humanidad, y no de la Historia de Chile entendida como espacio de transformación y contienda de proyectos propiamente políticos. De esta forma, para Villalobos cuando un indígena sale del museo y entabla una demanda política, deja de ser indígena. Sin embargo, vemos cómo con el inicio del siglo xx surge efectivamente un tipo de demanda indígena, que en cierta forma, siendo política, no termina de salir del museo o no deja de ser monumental; demanda que podemos asociar al surgimiento contemporáneo de lo que Riegl llama el valor de antigüedad . Se trata de aquel valor que en lugar de remitir a la objetividad del fenómeno particular, remite al efecto subjetivo y sentimental de la mera constatación de una distancia temporal o, más bien, del paso del tiempo del que la ruina es el efecto. Para ocupar una categoría más actual, se puede hablar de un valor de vulnerabilidad, manifestado por unas “cualidades que indican la desaparición del monumento en la universalidad […] en lugar de aquellas que revelan su individualidad objetiva, original y completa” 6 . En otro lugar, Riegl habla del valor que emana de la percepción de la disolución de lo singular en lo general. Del monumento como elemento total e inscrito en la total cadena de la evolución, se pasa al monumento como fragmento de una totalidad irremediablemente perdida y en proceso de desaparición. Medio siglo después de la publicación de Riegl, las primeras articulaciones de la noción de patrimonio inmaterial van a remitir a esta valoración de la vulnerabilidad vehiculada por el valor de antigüedad. Si bien la convención de la unesco en la que se sanciona esta categoría del patrimonio data recién de 1993, encontramos una de 4 Carlos Oliver Schneider, Los indios de Chile: lo que actualmente se sabe sobre ellos (Concepción: El Sur, 1932), 96. 5 Sergio Villalobos, “El avance de la historia fronteriza”. Revista de Historia Indígena , 2 (1992): 5-20. 6 Riegl, El culto moderno , 39-40 [La traducción es nuestra].

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