Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

Sobre el don y el superyó o de la trasposición de la deuda en deber / Esteban Radiszcz – 195 objetuales que aquellos implicados en la circulación del don 30 . Su valor no emana del intercambio, menos aún del uso; mientras que de ellos emana la buena o mala fortuna, la eutychia y la dystichia , que bien puede afectar la automática circulación del don entre los hombres o entre ellos y los dioses. Se podría decir que se trata de objetos reales, objetos extraídos del automaton del don, objetos marcados por la tyché 31 . Dicho de otro modo, parecieran tratarse de algo así como unas reificaciones del objeto a 32 y, si así fuera, se podría eventualmente pensar que no se tratarían de objetos por entero independientes del don, pues su ex- tracción sería aquello que precisamente daría lugar a la circulación. En efecto, sería aquí, en el nivel de este objeto, que se debría situar, a mi parecer, aquel imposible a dar que Jacques Derrida 33 pudo discernir en el corazón mismo del don. Consecuen- temente, la obligación del don emanaría justamente de lo imposible, del objeto a en tanto real sustraído, de la imposibilidad de reintroducir este fragmento de lo real en el plano del don. En el fondo, la insistencia del don, su circulación incansable, no sería otra cosa que la imposibilidad de atrapar aquel objeto. Dicho de otro modo, se trata de la incidencia del límite mismo de lo simbólico, de su imposibilidad de recubrir enteramente el conjunto de lo real. El objeto a es, por cierto, lo que no se da, lo excluido del don. De este modo, la falta que circula en el don sería la marca de su sustracción y, por ello, constituiría aquello que obliga a devolver el don entregado. Pues si el don no circula, si lo en- tregado no es devuelto, aquella falta se clausura y el objeto que debería ser dado se inmoviliza, pierde aquello que lo hace un don, es sustraído de la circulación como pura cosa, en tanto objeto real. Pero, precisamente, esto es lo que parece ocurrir en aquella llamativa transposición referida al comienzo: frente a la omisión de un don lo que aparece es un fragmento de real, un objeto a , a saber, la voz comandada desde el superyó. Una voz por la cual se expresa la deuda inmovilizada y, por ello mismo, reclamada como deber. 30 Para una consideración crítica más detallada de la posición sostenida por Godelier, cf. Esteban Ra- diszcz, “Donner ce qui n’est pas à donner ou le don comme matérialisme de l’impossible”. Savoirs et Clinique 16 (2012): 71-80. 31 Para las nociones de tyché y automaton que Lacan desarrolla a partir de las consideraciones aristoté- licas correspondientes, cf. Jacques Lacan, El seminario, libro XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, 1964 (1973; Buenos Aires: Paidós, 1995). 32 Invención lacaniana producida en 1960 [Jacques Lacan, “Subversión del sujeto y dialéctica del de- seo en el inconsciente freudiano,” en Escritos 2 (1960; Buenos Aires: Siglo XXI, 2002)] y precisada durante al menos una década, el objeto a constituye un resto heterogéneo irreductible, resultante de la castración que, teniendo por origen aquello que el sujeto fue en el deseo del Otro, se define como un remanente real cuya incidencia descansa en su condición de excedente, es decir, en su lugar de sustraído para el sujeto, sea como causa de deseo (Lacan, Los cuatro .), sea como plus-de-goce (Lacan, De un Otro .). 33 Jacques Derrida, Donner le temps. La fausse monnaie (Paris: Galilée, 1991).

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