Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

176 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha Estrategias estatales de psicologización de la política Horacio Foladori Hay que cambiarlo todo de raíz ¿En serio Sr. Profesor? En serio y en broma Nicanor Parra, Obras Públicas Es preferible hablar de políticas a secas más que de políticas públicas o políticas pri- vadas, ya que esta diferencia se diluye cuando se comienza a investigar sobre quiénes adoptan las políticas. Si se observa el mapa social desde la institucionalidad, no se puede sostener que las instituciones públicas defiendan lo público ni que sostengan principios donde el bien común sea su objetivo. En el neo-liberalismo, más bien parece ser que todo transita hacia un horizonte en el cual lo público aparece legiti- mando lo privado; lo público aparece como una molestia que impide a lo privado desarrollarse, diluyéndose cada vez más la idea de un Estado protector como se lo pensó en otras épocas. En todo caso, serán los movimientos de protesta, de rebeldía, los indignados, los marginados, los que sacarán a relucir las falencias de un Estado que está implicado y que, por tanto, no se la juega por ponerle límites a las grandes corporaciones nacionales que son, a su vez, transnacionales. Por otro lado, se pueden leer las políticas en las manifestaciones explícitas de los discursos, de los proyectos sociales, de las regulaciones y leyes que son impulsadas y aprobadas por los gobiernos de turno y que tratan de normar un cierto territorio, con miras a controlarlo y disminuir excesos. También se pueden leer las políticas en ciertas estrategias del poder centralizado, estrategias no explícitas, como en el caso de las leyes, sino camufladas bajo ciertas acciones, que no parecen políticas a simple vista sino que se encubren en disposiciones banales, hasta simplistas, y que no pretenden de manera manifiesta producir efectos específicos sino, tan sólo, dis- poner de un espacio social “modernamente”. Es esta vía la que se pretende seguir, leyendo básicamente los efectos y contradicciones que estos movimientos –también del poder– producen en la población afectada. Se podría pensar hasta en una cierta lógica específica para lo estatal que se implementaría per se , como un efecto natural del desarrollo social, como una cierta causalidad inevitable, prototípica del sistema hegemónico implantado, que tiende a reproducirse una y otra vez del mismo modo.

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