Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

166 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha así como al énfasis suscrito en el paso al mundo adulto del trabajo 2 . En el campo educativo, por cierto, la pederastia tendió a operar a nivel de colegios e internados, los cuales estaban organizados por sexo. El discurso contemporáneo sitúa la infancia en un lugar de privilegio, el cual se asocia rápidamente a la economía y, por lo tanto, a costos, mientras que, en algunos contextos, incluso constituye un lujo sólo admitible dosificadamente (la economía permanentemente nos informa de los costos de enseñanza de un hijo y las expresio- nes culturales la indican a través de sus dichos populares). De esta manera, se aprecia en el imaginario una relación proporcional casi directa al modo de “más hijos más dinero” o, en términos más clásicos, una asociación con la fuerza de trabajo y el ca- pital: más mano de obra en la cultura rural. El niño-rey se constituye, en mayor me- dida, como un objeto deseable para los padres y, al mismo tiempo, instala una cierta subjetividad infantil en la figura del niño-amo, la cual tiene importantes incidencias en la clínica infantil. En términos de imagen, el niño hermoso emerge como una de las mercancías que circulan, con el correspondiente componente narcisístico asocia- do, tanto en la publicidad como entre las expectativas de deseo de padres y madres, fértiles o infértiles. Brillo fálico que, contemporánemanete, resulta aún más evidente en ciertos contextos, como en las elecciones de rasgos en los bancos de embriones, de espermios u óvulos en función del saber acerca del pedigrí de los progenitores biológicos. El discurso de las ciencias apoya incansablemente el desarrollo del máxi- mo bienestar del niño-sol, sea a través de la genética como de la psicología, donde el énfasis, por ejemplo, en las teorías del apego en tanto dispositivo favorecedor del encuentro de bienestar para los hijos parece haber introducido un goce mortificante en las madres ineludiblemente convocadas por este particular imperativo de encuen- tro facilitador de la salud física y mental del bebé. Y el Otro contemporáneo, ¿en qué lugar localiza a la “pedofi- lia”? Algunas significaciones En la actualidad, la pedofilia constituye, para las sociedades occidentales, el lími- te a la diversidad y a la heterogeneidad sexual, articulándose al modo de una gran transgresión. Sin embargo, esta relevancia –así como la declamación pública asocia- da– es paralela a una práctica silenciosa donde, clásicamente, acude la presencia de testigos directos e indirectos. Si bien aparecen una orientación y un empuje hacia la develación de este goce silencioso, hacia la divulgación de sistemas abusadores de niños y niñas, y hacia el desbaratamiento de redes de pedofilia, también resulta evidente la presencia de un empuje contrario hacia el silencio, hacia la negación y hacia la anuencia inconsciente de otros. En tal contexto, el énfasis social y político se 2 Cf. Agnès Thercié, Histoire de l’adolescence (1850-1914) (Paris: Belin, 1999).

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