Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

Transformaciones / Francois Pommier – 117 to y de sus rasgos principales, presentándoles enseguida algunos elementos teóricos referidos a esta pregunta en su articulación clínica. Finalmente, les hablaré de los operadores psicopatológicos en situaciones extremas. Historia y ámbito de lo extremo Como lo subraya Michele Bertrand en su libro sobre los desafíos clínicos 5 , la noción de extremo en psicología clínica debe ser aprehendida, en primer lugar, en su relación con la noción de traumatismo, siendo Bruno Bettelheim 6 quien por primera vez pro- puso la noción de “situación extrema” para evocar su experiencia en los campos de exterminio. Bettelheim indica que la situación extrema no sólo concierne el riesgo de muerte inminente sino que, además, tiende a destruir el sentimiento de dignidad y a deshumanizar al sujeto, haciendo de esta última la condición de su sobrevivencia. “En la situación extrema – escribe Bertrand –, no solamente hay confrontación con la muerte, sino también con la crueldad, con la voluntad de destruir, de humillar, de rebajar al ser humano, de deshacer los lazos sociales. El sujeto queda hundido en un mundo privado de todo sentido. Todo se vuelve incierto, ya no hay posibilidad de estar en una temporalidad, de hacer proyectos, de pensar en mañana” 7 . Los genoci- dios, los atentados terroristas reiterados, consecuentemente adquieren el carácter de situaciones extremas, introduciendo la confusión de sentimientos y, de modo subyacente, la grave afectación de los lazos precoces, la des-realización, incluso la despersonalización. En otros registros, lo extremo puede igualmente ser evocado a propósito de las grandes catástrofes naturales o encontrarse ligado, por ejemplo, a experiencias individuales resultantes de la hazaña donde se pone en escena una suerte de juego con la muerte. Pero lo extremo puede también concebirse de una manera menos excepcional, lejos de los desastres, de los escenarios perversos y deshumanizantes o de las expe- riencias individuales emanadas de la proeza. Más globalmente, podemos conside- rarlo en el marco de la psicopatología de la vida cotidiana, en torno a la relación que el sujeto mantiene con el mismo y/o con el otro; o bien, de manera más específica y que puede servir de figura paradigmática, a nivel de la exploración de las fronteras del psicoanálisis, enlazado con la intimidad del sujeto y en la relaciónmantenida con su psicoterapeuta. Desde este particular punto de vista, los movimientos afectivos que caracterizan estas situaciones no son obligatoriamente espectaculares. Son, por el contrario, muy contenidos, muy internos. Por cierto, la idea de la muerte está 5 Michele Bertrand, Trois défis pour la psychanalyse. Clinique, théorie, psychothérapie (Paris: Dunod, 2004). 6 Bruno Bettelheim, “Individual and Mass Behavior in extreme situations”. Journal of Abnormal and so- cial Psychology 38 , nº4 (1943): 417-452. 7 Bertrand, Trois défis, 30.

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