Cirugía en medicina general: manual de enfermedades quirúrgicas

226 Cirugía en Medicina General Aquellas lesiones de la lámina propia (T1a), la colecistectomía simple es suficiente, siempre y cuando los bordes sean negativos. La supervivencia informada para estos casos es sobre el 95% a 5 años (Müller y otros, 2014). Para lesiones con compromiso muscular (T1b), la indicación de reintervención es más controversial. La posibilidad de encontrar tumor residual en la reintervención es sólo de un 10% y la supervivencia global para este grupo es casi de un 90% a 5 años, sin embargo para tomar esta decisión no solo debe tenerse en cuenta la invasión a la pared sino elementos como tipo histológico, invasión vasculo-linfatica o nerviosa, o compromiso de linfonodo cístico (Wernberg & Lucarelli, 2014). Lesiones infiltrativas que atraviesan la capa muscular (T2- T3), la indicación de reintervención esta más documentada. El objetivo general es obtener márgenes negativos (Garg y otros, 2015). Esto se obtiene mediante una resección hepática de segmentos IV y V y una linfadenectomía locorregional, que incluya pedículo hepático, retropancreaticos, y suprapan- creaticos derechos (grupo 8-9) (Clemente, 2016). Aquellos pacientes con diseminación evidente (T4) habitual- mente son guiados hacia una terapia paliativa que incluye manejo del dolor, apoyo nutricional, manejo de ictericia obstructiva, quimioterapia paliativa y soporte psicológico. La ictericia obstructiva implica en algunos casos el drenaje de la vía biliar. Los procedimientos utilizados para este fin incluyen la instalación de prótesis endoscópica, drenaje biliar percutáneo, ya sea con derivación interna o externa o la derivación quirúrgica (Wernberg & Lucarelli, 2014). En cuanto a la quimioterapia paliativa, esta ha demostrado beneficio al ser comparada con la mejor terapia de soporte disponible. En cuanto a adyuvancia posterior a resección oncológica y dado los resultados restringidos de supervivencia incluso en resecciones R0, muchas instituciones han adoptado el uso de quimioterapia o radio/quimioterapia postoperatoria. En estas situaciones es fundamental establecer el objetivo del tratamiento, como es mejorar la calidad de vida. En otras ocasiones es posible, con fines académicos, confirmar el diag- nóstico con métodos poco invasores como podría ser el estu- dio de líquido ascítico con evaluación de células neoplásicas. La conducta de diagnóstico y tratamiento es individualizada y requiere, como en casos anteriores, la evaluación de un comité multidisciplinario (Goetze, 2015). PREVENCIÓN La prevención secundaria de esta enfermedad es una de las maneras más eficientes de disminuir la incidencia y mortalidad. En el caso de CV, la colecistectomía preventiva en pacientes portadores de colelitiasis es la estrategia empleada en nuestro país para conseguir estos objetivos. Los resultados probablemente serán vistos y evaluados no antes de una década de implementado este programa nacional (de Aretxabala, Cáncer de la vesícula biliar, 2015). En cuanto a avances en terapias oncológicas, están actual- mente en evaluación múltiples drogas o agentes específicos, como los anticuerpos monoclonales o la inmunoterapia (Müller, de Aretxabala, & González, 2014). CONCLUSIÓN El cáncer de vesícula representa una potencial amenaza en la población chilena, al tener una presentación asintomática, y una mortalidad elevada en los estadios más avanzados. Por esa razón, que Chile implementa una política de salud pública preventiva, aplicando en pacientes asintomáticos con factores de riesgo y en aquellos que presentan síntomas sugerentes un tratamiento quirúrgico que busca disminuir los riesgos y aumentar la sobrevida. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AJCC. (2017). AJCCCancer StagingManual. NewYork: Springer. 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