Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

165 Ciencia, Tecnología y Cultura Se trata de estar conectados con las necesidades, los anhelos y los ima- ginarios de nuestra sociedad, y materializarlos. Experiencias creativas y colectivas como éstas hacen que los alumnos exploren su propia vocación y que, ellos mismos y ante un otro, diluyan los límites de sus propias disciplinas. Conclusiones Luego de estos últimos años en el FabLab U. de Chile, habiendo interactuado con muchos ingenieros y futuros ingenieros, pienso que su quehacer esplende cuando el ingeniero trabaja con otros. Cuando éste se desenvuelve dentro de un equipo, es posible que se abran espacios para explorar su vocación y, en la práctica, diluir los límites de su propia disciplina. Un ingeniero que observa, experimenta y se relaciona, es un ingeniero que está en sintonía con su quehacer y le otorga un sentido que sobrevuela generoso los conocimientos que le fueron transferidos durante su carrera. Eso también se plasma en los objetos que proyecta en equipo, es capaz de abordarlos no como un proyecto aislado, sino como un sistema complejo de relaciones e interacciones sociales y cul- turales, nutrido desde diversas miradas. Los desafíos venideros requieren ingenieros creativos, éticos y colaborativos, que puedan aportar a equipos multidisciplinarios, domi- nando lenguajes en común y creando otros nuevos. El prototipado rápi- do puede ser uno de ellos, en el que es posible abordar colectivamente un campo creativo, generando conexiones y puntos de encuentro, en un proceso de sensibilidad e inteligencia colectiva. Todas estas cualidades parecen desarrollarse de mejor manera en conjunto y son más factibles de adoptar en entornos flexibles, ex- perimentales y vinculantes. Necesitamos ingenieros que vivan, salgan y sientan, que puedan diseñar sistemas para la complejidad y diversidad del ser humano.

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