Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura volumen II

117 Ciencia, Tecnología y Cultura decir, es posible enseñar ética. La ética no se reduce a una serie de man- datos definidos por alguien que sabe y que guían el actuar —los afectos, el carácter, las preferencias, los valores, convicciones, etc.— de los que no saben. Tampoco se reduce a una serie de recomendaciones —con- feccionadas deductiva o inductivamente— más o menos generales so- bre la convivencia o las dificultades que enfrentamos en ella, aunque una serie de recomendaciones puede ser el fruto de la reflexión ética de una comunidad. Ni mucho menos se debe confundir a la ética con el ámbito de las leyes positivas y de la legalidad. Por supuesto que la ética dice alguna relación con estos aspectos nombrados, pero no se circunscribe exclusivamente a ninguno de ellos. Concebimos más bien la ética como una reflexión permanente, que tiene como fin la acción, la decisión ante situaciones complejas, en las cuales no es fácil ni evidente saber qué es lo mejor. Esta reflexión considera no sólo la complejidad que pueda haber en las diversas situaciones a las que nos enfrentamos, sino que también ella misma complejiza aquellas situaciones que, a ve- ces por costumbre, procesos de naturalización o irreflexividad no con- sideramos lo suficiente. Además, esta especulación considera una serie de principios y valores que las personas consideran como adecuados, buenos, convenientes. En el sentido expuesto, la formación ética consistiría en pro- porcionar, en las diversas instancias formativas, una serie de elementos y situaciones con las cuales las personas desarrollen esa capacidad de reflexionar según principios morales y, desde ahí puedan, libremente (considerando las limitantes y condicionamientos que pueda tener un acto libre), decidir vías de acción, de posicionamiento, de preferencia y elección. Es preciso decir que, si bien estas instancias formativas no ga- rantizan que las personas, en el presente y en el futuro, tomen siempre buenas decisiones, son necesarias y constituyen un desafío hoy para las universidades e instituciones que se comprometen con la sociedad en la formación de futuros profesionales. A continuación, expondremos y discutiremos algunos de esos elementos. No hay pretensión de exhaustividad, pero sí de propuesta para la elaboración de un plan y modelo de formación en ética profesio-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=