La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

-47- el estudio favorito de los pensadores i hombres científi– cos. Comprendiéndose, entónces, la utilidad que de ese estudio reportada la sociedad, la jeolojía, la etnolojía i demas ciencias que buscan luz sobre la existencia prehis– tórica de la tierra i del hombre, fué destinado .el Museo a la e~posicio:ri de objetos de ciencias naturales. En el co– mienzo de esta evolucion se limitó el Museo a un simple gabinete de historia natural, redúci.do a coleccionar los productos ~e la naturaleza indíjena. Tan solo en los últi– mos tiempos ha tomado su · amplia significacion i su im– po!tancia verdadera, designándose co~ ese nombre: un centro destinado a conservar en órden i clasificados todos los productos de la naturaleza, tanto nacionales como es– tranjeros. El Renaci1niento, que es propiamente la resurreccion de la antigüedad clásica trasportada ~Europa en el sí– glo XV, por los griegos fujitivos de Constantinopla, fué el que resucitó la idea de la formacion de estos Mu– seos. Por esto es que los primeros que se fu!1daron des– pues de ese gran acontecimiento, comienzo de la era mo– derna, · fué el de Florencia, por Cosme 1 de Médicis, a fines del siglo XV, i el _ .Ll!It~seo Vaticano, por el augusto pro.tector de las artes i de las ciencias, el Pontífice Léon X, en el siglo XVI. Despues de este ejemplo, dado por los dos mas brillantes príncipes de la cristiandad en aquella época, todos los reyes prestij~osos de Europa ~e apresuraron a fundarlos sucesivamente en sus Estados. En el siglo actual no hai ·nacion civilizada que no los po– sea, i muchas han ~undado museos especiales destinados a las antigüedades ejipcias o a las asirias, como Lóndres, Turin i Berlin, o a las antigüedades etnográficas, para cuyo objeto se ha erijido, en nuestros dias, en Berlin, un palacio mont&do con toda magnificencia.

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