La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

· - · 42- comprendiendo su importancia para la ciencia i la socie– dad, enviaron botánicos a las Antillas, a la Florida, a la Carolina, a la Isla de Francia, al Cabo de Buena Espe– ranza i al Brasil en busca de plantas i semillas para acli– matarlas en el jardin de su predileccion. Ma~ tarde, sus sucesores fundaron, a su veZ', el Jardín académico, que alcanzó reputacion europea. En Fra.ncia, Enrique IV fundó en 1635 el mui famoso }a1~din de plantas, i tanto éste (lomo el }ardin médico i el farmacéutico botánico de Paris han prestaclo grandes ser– vicios a la botá;nica i a la sal u~ de la especie humana. "' En Inglaterra, a mas del ya célebre de Kew, el prime– ro i fundador de todos, existen el de Hamptoncourt, es– tablecido por la reina Elisabet i enriqu~cido sucesiva– mente por lo" reyes Cárlos II i Guillermo III; el jaTrna– céutico de Chelsea i los académicos de Oxford i el de Cambridge, hoi dia el 'mas grande i rico del mundo. Todas las otras naciones de Europa, Holanda, Béljica, Dinamarca, Suecia, cuyo jardin tuvo por director al céh~bre naturalista Lineo, i aun la helada Rusia i hasta la nebulosa Finlandia poseen desde antiguo sus jardines bo– tánicos. I tan convencidos esMn los gobiernos europeos de la utilidad de estos· jardines, que tan pronto como fundan una colonia, la dotan de un jardin botánico: asi lo han hecho Francía en Arjel, Holanda en la Isla de Java, e Inglaterra en la India, Australia, Cabo de Buena Espe– ranza i Nueva Zelandia. Solo la España i Portugal no han seguido este ejemplo. Es por eso que no existen, ni saben apreciarse en Sud-América, estos planteles indis– per:tsables en paises quA se precian de ilustrados. Tan solo en el presente siglo el iinperio del Brasil ha fundado los de Rio J an~iro i de Olinda, que pueden considerarse los primeros i mas adelantados jardines de Sud-América.

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