La Quinta Normal i sus establecimientos agronómicos y científicos : paseo de estudio

-36- .hallan en ~aceteros, hai en la tierra, en cajones cubiertos con vidrios, infinidad de plantas nacientes que constituyen el criadero de esos hermosos tallos de hojas i flores mara– villosas. Para dar a estos criaderos el clima tropical, exis– ten en todos ellos, en el subsuelo, hornillas con .aparatos calculados para graduar el .calor segun el clima que a ca da planta corresponde. II El gran conservatorio De estos invernáculos subterráneos, pasamos al gran conservatorio. Este es un edificio de cristal, inmenso, de 80 metros de' largo i 20 de ancho, de tres naves, cuya ele– vacion i fachada le dá la apariencia de un monumento. Entramos a su interior i quedamo~ absortos viendo todo un mundo tropical encerrado en los altos n1uros de este monumental invernácul?. Allí se aclimatan, como en las florestas ardientes de Colombia i el Brasil, el plátano, el lúcumo, la papaya, la piña, etc. i decoran los cuadros el bwrnbú, el bello liperus de Ejipto, la hermosa flor hibiseas, estendiéndose a los piés de todos ellos como una alfombra · verde el musgo licopodium. Completan el paisaje dos pe– queños lagos, donde cruzan multitud de peces que brillan por sus ~scamas, ya blancas como la plata, ya color de oro, o ya matizados de escarlata i bl.anco; de dorado i negro. Con pesar nos aléjamos de este hermoso conservato– rio, donde. todo despierta un sentimiento estético grave i grandioso, contrastando con el que inspiran los inverná– culos subterráneos, .donde todo es bello, gracioso, delicado i fino. El jardinero que ha trasformado -aquellos subte– rráneos en idilios de plantas i de fl~res, i este conservato rio en floresta tropical, es el señor .S. J orje Dauton.

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