Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno

CAPÍTULO 1 OCUPACIÓN DEL BORDE DEL MAR POBLAMIENTO y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA La incorporación del territorio chileno al mundo iberoamericano no fue un hecho fortuito, sino la prolongación inevitable del espíritu de conquista hispánica en el nuevo contmente. Hasta hace cuatro centurias, el territorio de este ignoto país fue el escenario tanto en el norte corno en la zona central y en el sur, de diferentes etapas en su ocupación, a partir del primer poblamiento, que se sitúa hacia unos 12.000 años atrás. El estudio de los distintos grupos indígenas que ocupaban tanto el litoral corno las tierras al interior, con anterioridad y aun ya iniciado el período colonial, es una tarea que historiadores, arquéologos y antropólogos consideran en permanente reelaboración . No es por cierto una materia que corresponde incorporar en detalle a esta investigación. Por razones de metodología histórica conviene sí recordar, aunque sólo en líneas muy generales, que los grupos étnicos predominantes eran: en el norte los ayrnarás y atacarneños; los diaguitas en los valles transversales; los mapuches con sus diversas ramificaciones en la zona central hasta Chiloé. Chonos, onas, tehuelches, yarnanas y alacalufes compartían diversos sectores aislados del extremo sur. No existía en estas comunidades prehispánicas el total vacío cultural que general– mente se les atribuye. De hecho, varios de estos grupos, corno el de los mapuches, poseían estructuras sociales y religiosas definidas, así corno una aceptable capacidad de subsisten– cia. Atacarneños y diaguitas mostraban además valiosas aptitudes artísticas en el diseño y confección de su cerámica, textiles y objetos rituales . Mejores condiciones de vida proporcionaron las técnicas de regadío y organización de las faenas agrícolas, al parecer desconocidas hasta entonces, que hacia 1489 introdujo en la zona central el incanato. No menos importante corno factor de progreso e integración de las comunidades andinas fue la habilitación de un sistema orgánico de vías de comunicación, los caminos incaicos, que enlazaron el valle del Mapocho con el Alto Perú. Es importante recordar que la parte substancial de los asentamientos prehispánicos se hallaba establecida tierras adentro, modalidad que la administración española no intentó modificar, sino que llevó más bien al extremo. Los recursos marítimos atrajeron, sin embargo, la presencia de pequeñas colonias de mariscadores y pescadores de bahía y 13

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