La producción de música popular en Chile

no está realmente de acuerdo con lo que está pasando en el espectáculo propiamente tal. Es decir, pienso que, como decía Pirincho, en los años 60 e incluso más atrás si pensamos en la radio o el espectáculo en la radio o el espectáculo en los años 40, la actividad era muchísi­ mo más amplia de lo que es ahora. Y, de alguna u otra manera la actividad en el plano de la cultura popular se ha dado en los últimos años como un fenómeno alternativo o paralelo a lo que es el espec táculo en sí. Y el espectáculo quedó, entonces, como una manera de plantear una situación de lucecitas, de estre- llato, de falsedad, que no tenía o tenía muy poco que ver con el resto de la realidad que el país vivía. En ese sentido fue el boom de la T.V. en ciertos años, del show, de esta intención de revivir a figuras que ya habían pa­ sado completamente de moda; eran los años en que venían los Cuatro Ases, Neil Sedaka, a quienes se les pagaban, además, precios bastante altos frente a lo que eran ellos mismos como figuras; muchos de ellos incluso lo recono­ cieron . Dentro de todo esto, el periodismo de espectáculo se transforma en algo que está constantemente reforzando es te quehacer, que es un poco falso en el sentido que no corresponde a lo real. Paralelamente, con eso hay una reafirmación de la cultura popular a través del teatro y de la música, que tiene que empezar a luchar para tratar de entrar dentro de los medios de comunicación de masa

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