Tendencias literarias emergentes

3 con cuidado, antes de descalificar una obra por el sólo hecho de ser utili­ zada por la ideología imperante; pues esa utilización, si bien es, cierto o­ bedece a la manipulación, también tiene un trasfondo ideológico, por cierto nada Inocente, que hace producto de consumo una obra que, por la presión de la fuerza social y la receptividad, recircula como manifestación de su pro­ pia lucha y como símbolo. La obra de Pablo Keruda abarca y marca la literatura chilena ejerciendo su influencia mucho más allá de lo literario, pués la conjunción de obra, vida y actividad política v a a.'la par del movimiento social producido en el país, Por ello, su influencia va más allá del ámbito de su obra y se cons­ tituye en un símbolo de lucha. Esta actitud vital, imprime a las obras pos teriores una marca que no es posible desechar, Pero no sólo Neruda produce cna obra importante, sino que autores como la Mistral, Hdudobro, De Rokka y Parra van marcando la literatura de Chile. Este grupo de autores generan una reacción -positiva o negativa, pero nunca indiferente- de los chilenos frente a la producción poética. Posiblemente en otros ámbitos se respete más a los autores, pero es indudable que en Chile la poesía tiene un arrai­ go que, pese al ataque o pretendida indiferencia, está presente en el modo de entendimiento de la realidad. Esta misma circunstancia hace que la obra de los autores posteriores a los antes mencionados esté oetencibiemente marcada por ellos. Muchas veces el grado ce dependencia va más allá de la natural influencia que ejerce la tradición literaria sobre los productores de obras. Sin em­ bargo, es importante dejar constancia que la producción de los últimos años, sin desconocer en absoluto la obra de la tradición literaria, está más mar­ cada por las circunstancias históricas que por esa tradición. Esa tradi­ ción está incorporada a un modo de ver la realidad que fue trastocado en sus realizaciones y coa por. ia irrupción de un movimiento que trató de su­ primir un devenir histórico. Si bien es cierto el avance era absolutamente continuo, al menos las fuerzas en desarrollo propendían a una radicaliza- ción y a una gradual y difícil obtención de los mecanismos para el acceso al poder. Estos hechos detenninaren que, junto al guillotinazo dado a una fuerza social en ascención, se cercenara toda una generación de autores que, en inscripción consciente dentro de ia historia, corría a la par en su pro­ ducción con el desenvolvimiento social, o al menos lo intentaba. La. llama da diáspora no se refiere sólo a un.grupo de autores, sino a una forma de ~ ver la realidad, de vivirla, y esa diáspora de los autores por el mundo, no

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