La industria editorial y el libro en Chile (1930-1984) : (ensayo de interpretación de una crisis)

8 1 2. CAMBIOS Y DESAFIOS EN LA PRODUCCION Y CONSUMO DE LIBROS. Paralelamente al deterioro del perfil histórico, a la p é r d i ­ da de* vigencia de la concepción iluminista y a la ausencia de una política positiva con respecto al libro, se perciben en la fisonomía de la industria y en sus modalidades algunos fenómenos nuevos. Sobre todo-en los dos últimos años, estos fenómenos se 'traducen en una mayor diversidad en el espectro editorial, en una subordinación de la producción a otras á­ reas de la industria de la cultura y en un aumento — con de­ sequilibrios notables-- en el número de ejemplares en circu­ lación. Se trata también, en Alguna medida, de epifenómenos conectados al modelo económico y al clima socio-político de la década. S o n :innovaciones que sobre todo encuentran su re ferente en dos ámbitos-: en el mercantil vinculado, a la cultu- 'ra de masas y en el ámbito del libro como parte del campo cu 1- tural en disputa ; S o n ,s í h^ em ba rg o, — especialmente aquellos que tienen como eje ordenador la producción de ganancias— - in novaciones ambiguas, que pueden "ser leídas" tanto como sig-~ nos promisorios de dinamismo o como signos de decadencia y sübordinación(67). M á s a l l á de juicios de valor, interesa empero consignar las nuevas franjas de actividad editorial que se superponen al diseño histórico, puesto que en ellas están inscritas las condiciones reales de producción y cir­ culación de libros que operan en el país. Para bien o para mal, tales condiciones tendrán que ser tomadas en cuenta por toda propuesta que intente corregir las distorciones y promo ver un desarrollo integral de la industria. (67) En esta ambigüedad de "lectura" inciden las distintas concepciones de la cultura de masas. Sectores tradicionálistas suelen concebir la cultura de masas como la cultura de los incultos y del mal gusto, como una manifestación de' la carencia de educación y discernimiento de quienes la consumen. Sectores progresistas y demo­ cráticos suelen compartir este juicio, señalando que la cultura de masas carece de la originalidad del verdadero ,arte y que es homogénea y standarizada, pero a dife­ rencia de los tradicionalistas no culpan.de ello a los consumidores, sino a los sec tores dominantes que la.imponen con.fines manipulativos. Una tercera concepción a­ socia la cultura de masas a los productos culturales manufacturados parael mercado masivo, Desde este punto de vista la standarización no sería un rasgo intrínseco de esa cultura," la que*se inscribiría en un proceso universal de modernización caracte rizado por el rol creciente del mercado, la supremacía de la producción en gran es­ cala, y la disponibilidad de nuevas tecnologías para la producción cultural.

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