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En su
Anotaciones
de 1919-1921
51
, una recensión crítica de la obra, Heidegger le
llamaba la atención a Jaspers de que sería mejor comenzar con el tercer capítu-
lo, «La vida del espíritu», ya que es desde éste, según su parecer –y, en efecto,
según el del mismo Jaspers–, que se comprende el núcleo de la obra, así como
sus otras dos partes –la primera, «Actitudes», y la segunda, «Imágenes del mun-
do»–. Esta aserción es justa y, como apuntábamos, el mismo Jaspers la respalda,
pues da a entender que sólo desde una visión de la vida del espíritu, o del espí-
ritu sin más, en su unidad –si bien es ésta antinómica, dinámica e infinita y, por
tanto, no
simple
unidad–, es que se alcanza la adecuada comprensión de aquello
que, en una primera instancia, fue mostrado de un modo absoluto, disociado, a
saber, actitudes e imágenes.
Sin embargo, el modo en que
está
compuesta la obra no deja por eso de ser
coherente. Al contrario, muestra una lógica interna que hace bastante sentido
–más aún cuando reconocemos la influencia de Hegel–. En un primer momento
se nos introduce en la esfera del sujeto; en uno segundo, en la del objeto –o,
mejor dicho, en la del
contenido objetivo–
; y, finalmente, en el tercero, se recoge
lo ganado previamente y se lo integra en la totalidad viviente a la cual siempre
perteneció: la antitética síntesis de lo subjetivo y lo objetivo, el espíritu.
Así pues, lo que hacemos nosotros es tomar sólo una de las vías posibles en la
comprensión, uno de los posibles caminos de la autorreflexión –objetivo éste
fundamental en la obra, según el Prólogo de su primera edición–. Pero este ca-
mino no es cualquier camino: las imágenes del mundo constituyen un infinito
dentro de un infinito, el gran «lado objetivo» que no puede faltar en la vida del
alma, siendo que ésta transcurre en la «escisión» o «fisión sujeto-objeto» (
Sub-
jekt-Objekt-Spaltung
).
Las posibles imágenes del mundo son los posibles contenidos del alma y, por lo
tanto, posibilidades del ser del alma, ya que ésta no es nunca sólo sujeto. Por
esto, pensamos, no es empresa vana emprender desde ellas el camino hacia el
espíritu, hacia el hombre.
I. Imágenes de mundo en general
1. Sobre la perspectiva de una Psicología de las concepciones del mundo
Desde un comienzo hay algo que aclarar. ¿Por qué decimos “imágenes
de
mun-
do” y no, como en la Introducción, “imágenes
del
mundo”? ¿No es la palabra
compuesta alemana la misma:
Weltbild
? Optamos por la primera traducción,
“imágenes
de
mundo”, así como también de ahora en adelante “concepciones
de
mundo”, para indicar la multiplicidad de formas que “el” mundo puede tomar
para la subjetividad en general. Esto, sin embargo, no significa negar que haya
51 Heidegger, “Anotaciones a la
Psicología de las visiones del mundo
de Karl Jaspers”
en
Hitos
, trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte, Madrid, Alianza Editorial, 2001.