154KlaudioDuarteQuapper
vitales como el encuentro, la colaboración, la solidaridad. Sermacho, hacerse
hombre en contextos de patriarcado exige renuncias que implicarían dolores.
Los varones jóvenes que se cuestionan esta situación señalan como ejemplos
lanegacióndeafectos y laexpresióndeellospor los límitesque impone laho-
mosexualidad, como loabyectoquenodebe ser sobrepasado(Fuller, 2002), o
lanodemostraciónespontáneadeafectoscon susparejasmujeresoconhijos/
as, puesunamarcade lahombríabuscadaes la rudezayel cumplimientodel rol
protector(Montesinos, 2002).
Yporejemplo,mal se leeaBourdieu(2007)diciendoque tal comoél seña-
laría ladominaciónmasculinaes tambiéncontrahombres, loquede inmediato
nos convertiría en sufrientes. Estamirada que se va convirtiendo en imagina-
rio de la disculpa y en el mismomovimiento de la victimización aparece en
las hablas juveniles.Unode sus efectos es que, ami juicio, actúa inhibiendo las
posibilidadesde transformaciónde las relacioneshastaahoraconstruidas.Más
adelantevolveré sobreesteaspectoespecífico.
Esteplanteamientode lavictimización resulta ser lacontracarade lanoción
deque vivimos enun contextopatriarcal queproduceun conjuntodeprivile-
gios que favorecen las experiencias de vida de los varones. Resulta difícil sos-
tener la nociónde “caída del patriarcado” y de la existencia de una “liberación
sexual”(Castells, 1998),porelhechodequeen lasúltimasdécadassehayange-
neradocuestionamientosymodificacionesa lasracionalidadesquesesostienen
endichopatriarcado.Nopretendonegarqueestas interrogantescríticas tengan
expresiones concretas, pero loque sí se puede debatir es que los cambios que
las han acompañadopermitandar por cumplida una tarea que requiere trans-
formaciones deprofunda complejidad ennuestras sociedades, culturas, estilos
de relación, imaginarios, etc.Más bien loque seobserva es que, junto adichos
cambios, tambiénhanemergidoactualizacionesymutacionesde losmodosde
expresiónde lacondiciónpatriarcaldenuestras sociedades, quemuestran la re-
sistencia conque estamatriz socio-cultural –por supuesto los sujetos y sujetas
que laverificancotidianamente- logra sostenerse.Deesta forma, losprivilegios
que señalábamospara los varones yque se sustentanenestamatriz también se
hanactualizadopara reproducirsecotidianamenteencontextosdecapitalismo
tardío, economíasdemercadocon ideologíaneoliberal.
Valedecir, a la existenciadeprivilegios se le está comenzando aoponer un
discurso de dificultades–dolores que tendrían los jóvenes en sus procesos de
constituirse como varones. Podemos hipotetizar la existencia de una raciona-
lidad conservadora que busca generar un equilibrio en las tensiones de poder.
Demodo similar a como se ha producido el discurso de los deberes en cual-
quier ámbitode vida, como contracara de la existencia y exigencia del respeto
dederechos.Desdeesteaxioma seplantea, por ejemplo, que si lasy los jóvenes
quieren respetodesusderechosensuscomunidadeseducativas, primeramente