Salud mental y contrainstitución

La primera sorpresa fue que aparecieron varias contrainstituciones, lo cual permite inferir que debe haher muchas más. Un estudio detallado confirma que sobreviven en ciertos reductos -con mayores o menores pretensiones– instituciones que persiguen objetivos radicalmente diferentes al de sostener y reproducir el Estado hegemónico. En suma, puede leerse una lucha larvada contra el modelo hegemónico y vertical de organización del poder. Así, se pudo demostrar que hay un abanico amplio de propuestas que con justicia pueden ser denominadas contrainstitUl:iones. y allí fue donde se abrió el desafío que l:onvoca; esto es, estudiar, inferir, deducir, a falta de estudios empíricos más sistemáticos, el cruce entre estas contrainstituciones con la suhjetividad en sentido amplio y con la salud mental, en sentido restringido. Tarea por demás compleja, ya que se trata de reconstruir una línea de análisis y de sus efectos, una línea que se define siempre a partir de lo dominante. Para finalizar, una última reflexión. El colectivo responsable de esta publicación transitó primero por la convocatoria de un coloquio para cuya organización se trabajó a través de una mecánica por demás insólita. Se trataba tácitamente de operar por consenso. Así los ponentes se reunieron en repetidas oportunidades e intercamhiaron decenas de correos para opinar sobre los detalles más nimios. No pocas discusiones al interior del grupo de pares llevaron semanas enteras. Se puso en juego una gran pasión y sorprendentemente mucha alegría en el hacer (productividad). Se constituyó así una contrainstitución que hasta donde puede verse no parece haher producido sufrimiento institucionaL Continuando con dicha mecánica el colectivo se centró, en un segundo momento, en la tarea de la publicación de las investigaciones que se presentan, debiendo asumir ahora nuevas tareas y roles. He aquí esta primera institución cuyos efectos podemos estudiar en nosotros mismos. 9

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