Salud mental y contrainstitución

organizar el trabajo, la forma como está organizada la sociedad en instituciones, con Estado, etc., es de por sí productor de enfermedad mental. Se ha dicho también que la familia, como la conocemos hoy en día, enferma, lo cual resulta lógico cuando se puede ver que la institución familiar está estructurada de la misma forma que el Estado, siguiendo su modelo. En suma, la forma que adopta lo instituido no es inocua para las personas que sostienen dicho instituido al laborar en las instituciones del sistema. Hay abundante sufrimiento institucionaP que se produce como efecto de su mecánica. Nótese que a partir de la situación de destrucción temporal de las instituciones y en consecuencia de un cierto sector del Estado, que produjo el terremoto, ha quedado claro que la restitución del orden público sólo tiene la función de mantener las diferencias sociales. Estas diferencias se vieron seriamente amenazadas por el llamado píllaje que sobrevino inmediatamente después del sismo. Por tanto, los grupos sociales espontáneamente tienden a uniformarse, a limar sus diferencias sean estas económicas o psicológicas; para contrarrestar esta tendencia y preservar su poder es que algunos interesados crearon el Estado. Por tanto, importa la pregunta que continúa: ¿Otro tipo de institución también producirá similares efectos o distintos? ¿Cuál es la subjetividad que pueden producir instituciones que no siguen el modelo estatal? ¿Cuáles son los límites, cuál es la subjetividad que contrainstituciones (es decir, instituciones que se construyen como propuesta alternativa a las instituciones que siguen el modelo del Estado) podrían generar? Y decididamente, ¿cuál es el efecto en la salud mental de las personas que las soportan? Tal vez valga la pena aclarar que la contrainstitución se sostiene en un proyecto; como tal es finito. Ya sea porque el proyecto finaliza en tanto alcanza su objetivo particular como para el caso en que la contrainstitución termina institucionalizándose según el modelo hegemónico y como efecto del Estado inconsciente3, ello no le quita el carácter de contrainstitución ni tampoco la significación del movimiento. C2.!:¡e el proyecto, como fuerza instituyente, pueda tener aspiraciones, no significa que necesariamente las logre. Lo interesante de rescatar es aquello que se produce como efecto de desterritorializaciones en el que el cuidado por lo instituido aparece como preocupación constante. Los participantes de esta compilación tuvieron que comenzar por investigar de qué torma y en qué medida, en una sociedad que cuenta con un modelo institucional estatal pretendidamente hegemónico, es posible que existan como nichos más o menos autónomos contrainstituciones, que necesariamente se presentan como alternativa parcial o total-explícita o tácita- al Estado. 2 R. Kiies y otros, S,:!rimiento y psicopatología de los 'v{nmlos imfitu(ionales. Buenos Aires: Paidós, 1998. 3 R. LOUfau, HI Estado y el inconsciente. Barcelona: Kairós, 1980. 8

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