Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

¿Cómo se puede explicar desde la cultura este panora1na? En algunos trabajos hen1os sostenido que nuestro ethos estructura un modelo de relaciones de género en donde las categoiías de lo femenino se ligan a madre y las de lomasculino a hijo o padre ausente. También hemos planteadoque el sincretismo religioso- que otorga una trascendencia fundamental a los símbolos 1naternos- así como una serie de otras representaciones del imaginario mestizo, evidencianuna cultura endonde lo femenino asume un lugar ambigüo. Creemos que esa ambigüedad se sigue reproduciendo, aun cuando los procesos de modernización en marcha remodelen muchos aspectos valóricos del ethos mestizo. Explíquemosnos. En nuestra cultura lo femenino- madre se representa en una mujer que pariendo o nó posee atributos maternales (estar al servicio de otros, hacer prevalecer el afecto sobre los vínculos contractuales, cuidar, alimentar, prodigar cariño, etc.). La maternidad es, entonces, altamente valorada toda vez que no sólo se relaciona conel hecho biológico de parir, sino con el cultw·al de reproducir (lo que le otorga un poder impo1tante en el n1undo de la familia). Desde un aspecto simbólico, la divinidadmaterna, representada en laVirgen, expresa el otro rostro del poder n1aterno. Así, la cultura, en el plano de las representaciones y en el de las conductas, tejerá una construcción del género femenino como sinónimo de madre. Pero,junto al aprecio, la mujer-madre ocupa un lugar desprestigiado ya sea porque está en la esfera de lo doméstico, de las tediosas y poco valoradas tareas domésticas, o porque es una 1nadre-soltera (evocación de nuestros orígenes en la relación a1norosa o v iolenta del español con la mapuche que tuvo como corolario la silueta de la madre india con su mestizo huacho). Laantropóloga Milagros Palma, retomando algunas ideas de OctavioPaz, ha sostenido la hipótesis de que la actual violencia del hombre latinoamericano contra la mujer se afinca en una suerte de cultura de la violación instaurada en la Conquista, en donde lo 1nasculino (el blanco dominante) se apropia del cuerpo femenino (lo indio subordinado); gesto que todo ho1nbre que desea mostrar su potestad debe reproducir. Pero, también, habría una violencia contra las mujeres porque ellas representan a la 1nadre india violada (la que tal vez se dejó "deshom·ar"), el p1imer símbolo de la penetración del "otro blanco" en el mundo ame1icano. Desde nuestras reflexiones he1nos intentado avanzar en ese sentido, apoyándonos en las tesis de René Girard sobre la violencia y de Horst Kurnitzky sobre el sacrificio. Para Girard en la constitución de lo sagrado la violencia está presente, toda vez que desde los comienzos de la cultura humana se han hecho sacrificios a los dioses para establecer una reciprocidad con ellos. En 1nuchas sociedades se trató de sacrific ios humanos que luego fueron sustituidos por animales u ofrendas. Kumitzky sostiene que en sus inicios esos sacrificios eran de mujeres, puesto que ellas simbolizabana lapropia natural ezareproductora y porque eran los sujetos "más 99

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