Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

Construcción cultural de las diferencias de género: simultaneidades. El te1na de la identidad de género restituye un doble movin1iento: el de lo particular y el de lo universal, por eso la constitución del sí mismo está atravesada por la unicidad y la multiplicidad. Así, el sujeto tomará los 1nateriales de su identidad desde la cultura a la que pertenece; pero también de su clase, de su familia, de los modelos femeninos y masculinos en que ha sido socializado. Por tanto, su conformación como sujeto será una experiencia que conjugará elementos singulares, intersectados por variables plurales: una clase, una cultura. Cuando decimos que la identidades una experiencia, estamos diciendo, que ella está lejos de ser una "conciencia" -en el sentido de una estructura del logos, de un discurso filosófico- ' y cree1nos que esto es, sobre todo, pertinente a los sujetos latinoa1nericanos. La identidad se constituye como una experiencia ontológica que se va transmitiendo de generación en generación y se a1ticula a través de vivencias compartidas por una colectividad. En el caso de América Latina, la identidad tomará sus mate1iales de una cultura que está más cerca del lito, de una cultura que es una síntesis de varias otras y que se reproduce, mayoritarirunente, por tradición oral'. La cultura mestiza latinoamericana no ha producido discursos sistemáticos universales, grandes sistemas de pensa1niento al modo europeo; pero sí imágenes literarias, tradición oral, gcstualidad: el "dicen que", es la fórmula de transmisión por excelencia. Porotra pa1te, al vincular la identidad con la experiencia hacemos con1parecer la subjetividad de las personas y junto a ello los particulares matices individuales conjugados con los colectivos; también aludi1nos al tiempo, a la historia, a los momentos en que ese sí mismo se expande y extiende en un territorio determinado para perfilar una fisonomía común. Así, si entendemos el género como una categoría cultural, como una construcción social que define los contenidos de lo que es femenino y masculino, yno como una esencia biológica, deberíamos colegir que la identidad de género extraerá sus atributos del ethos pa1ticular enque .los sujetos moran. Las identidades de género, entonces, estarán nombrando -por su misma definición- diversidades y aperturas. De esta manera, creemos que la identidad de género supone un cruce constante de variables. Así por ejemplo, se es mujeren una sociedad determinada, pero sin1ultánerunente se puede ser joven (categoría de edad), indígena (categoría étnica), pobre (categoría de clase). Como la identidad es una experiencia, cada una de esas condiciones será vividaal mismo tiempo por la persona. La sitnultaneidad parece ser la clave hermenéutica para comprender que el si mismo se estructura en la pluralidad. Este punto parece de vital impo1tancia para no entrrunparse enposturas esencialistas en relación a la identidad ypara superar la amenazantemarca histórica de reducir a las personas a una sola de las variables que la constituyen; el peligro de ello está 47

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