Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

definitiva, el " blanqueo". Luego, está la sobrereprensentación de los acentos, de los laberintos del modelo que, como es una copia y no debe parecerlo, se hace abigarrado y extremo. Así, la tensión entre lo universal y lo particular caracteriza el pensamiento y la escritura femenina latinoamericana; tirantez que no sólo se manifiesta -eneste caso- enrelación con los pru·adigmas metropolitru1os, sino vinculada a las hegemonías locales, que normalmente son prerrogativa masculina -y digo el término masculino en su sentido cultural, es decir, no en cuanto hombre o mujer biológicos, sino en cuanto al poder político que se anida en la categorización social de los géneros-. Pensamos, entonces, que muchos de los proyectos intelectuales femeninos y latinoa1nericanos, están atravesados por el diálogo doble que establecen con los centros, por la doble y subterránea impugnación a los dominios generales y a los pa1ticulares. Madres y Huachos, el libro que hoy es objeto del prenlio que concede la Academia Chi lena de la Lengua, se inscribe en este camino que hemos trazado. En él se expresan las oposiciones complementarias que nos fundan: presencia y ausencia; madre e hijo; padre ausente y madre presente; rito y texto; conjunción e hilván de autores y autoras; remiendo teórico, costura LiteraJia, ladinismo epistemológico. En ese sentido es la voz de una sujeta única; pero simultáneamente es la expresiónde una pluralidad: la de mi parentela femenina (todas mis madres); de las mujeres de un período (1nis conte1nporáneas); y trunbién de los hombres, simbólicrunente, de los huérfanos, de los ausentes; metafóricamente de todos nosostros, de todas nosostras, los huachos y huachas que conformamos una parte de la diversidad cultural latinoamericana. Con estas palabras be queJido restituir y resituar algo de lo que laMistraldecía en cuanto a la transformación de los materiales nocturnos femeninos y chilenos en tesoros solares, en esas velas sin fin, en esos criaderos de arte, en esa dicha que da sólo la creación y que - agregrunos nosotras-da también la procreación. Por eso, deseo finalizar mis agradecimientos recordando la dedicatoria con que inicio 1ni libro: " A Cristián, por haber nacido". MuchasGracias 194

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