Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

i111portantes para las nuevas generaciones. En el caso que comentamos esa re-instalación supera-conservando los sentidos de sus anteriores textos. Esta vez se trata del "documento-biográfico" de una mujer que es su contemporánea: ElenaCaffarena. Unavida femenina es laque se escribe eneste libro, una vida que se torna episodio individual y colectivo. La "historiadora" Oiga Poblete nos propone que transitemos el camino de su travesía de "testigo-protagonista" que registra los periplos e inscripciones de otra "testigo-protagonista" de la historia reciente. En ese sentido, doble presencia que acude para ilwninar varias décadas de la prin1era y segunda mitad de este siglo. Así, de la co1npilación de docu1nentos con sentido amplio y universal, Oiga Poblete, continuando ese gesto, lo complejiza hoy al presentar un entrainado de discursos necesarios para "comprender" parte de la historia de las 1nujeres en Chile (tomo la idea de "comprender y no aprender la historia" que ella misma propició como clave para la enseñanza de estamateria en los colegios): el uso de la autobiografía manuscrita de Elena Caffarena; de fuentes secundarias (como peliodicos y otros ilnpresos) y de su propia evocación como testigo- protagonista de los hechos. De este modo, continuidad que hace aparecer una nueva forma de asir los fenómenos históricos, y quizás, podríamos atreve1nos a decir que cristaliza una nueva forma fe111enina de hacer historia. El síntoma: uso el término en su sentido de señal y signo revelador. Olga Poblete escribe sobre la mujer Elena Caffarena con la cual ha sido ca-partícipe de un devenir social. Relación gemelary femenina endonde una registra y la otra emerge; relación endonde el silencio de una ilumina a la otra; en donde la que no se nombra -para finainente no enso1nbrecer a la sujeta de su discurso- termina nombrándose por omisión. Amistad entremujeres que penniterecoger el diálogo de antaño, la plática esclarecedora, la transmisión oral co1no eje de una acción discursiva cuyo objeto es situar las vivencias conjuntas y posicionar generosamente a la otra, la ge1nela, la par. Pero también, es el síntoma de este Libro como pre-texto de una historia que se está escribiendo en el futuro , como un texto anterior a la utopía de ese " ...espacio nuevo en el que mujeres y hombres juntos construyan la nueva estn1ctura global equitativa y redentora de la persona humana en su totalidad, s in discriminaciones, ni sexismos" (110). De este modo, el signo revelador de Una mujer. Elena Caffarena es el de su producción como pre-historia que denuncia el orden viejo y anuncia el advenüniento de ese otro nuevo. Así, recuento de una memoria generacional que se despliega como discurso anti-escéptico, pedagógico y recorda- torio de una tradición que nos antecede: la de aquellas que esculpieron los caminos que hoy transitamos. Un último síntoma: la autora publicó sus libros anteriores finnándose Oiga Poblete de Espiuoza; libros impresos en épocas en que la escritura de las mujeres debía ser legitimada por 169

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