Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

guerra, principal botín de las incursiones bél icas, las 1nujeres sufrieron los avatares de un encuentro en donde ambas sociedades entendían al género femenino como un " bien" poseído por los hombres o por un linaje de hombres. Eso es común tanto al universo mapuche corno al europeo. Esta equivalencia queda de manifiesto toda vez que " ... bastó la muy temprana experiencia sexual (para darse cuenta que) todos, mapuches y es pañoles "resollaban""(Foerster, 1991: 34). Mestiza.je al derecho : madre presente y padre ausente Las guerras de conquista enChile, tuvieron co1no co1Telato el robo demujeres porambos bandos. La cautiva será la imagen resultante del destino femenino indígena y español en el escenario de la colonia y de su resistencia. Sin embargo, el destino de los mestizos p1·ocreados por las cautivas fue distinto s i eran al "Jevés" o al "derecho" . El 1nestizaje al derecho es aquel , que ha signado, desde nuestro punto de vista la tnatriz cultural dominante de la sociedadchilena de la Zona Central. La Conquistaen tanto fractura y recompos ición, es el primer momento de la penetración hispana en el cuerpo social indígena y está1narcado porun ejército de hombres solos que violenta o amorosamente engendran hijos con las mujeres mapuches. 5 Así, el cuerpo femenino mapuche fue la ¡primera vasija violada o amada que contuvo al "otro". El episodio social de esos primeros momentos llevó a la entronización, en el valle central, de un núcelo familiar singular: lamadre india permaneció sola con sus hijos mestizos, los huachos 6 de un padre español presente en la cópula y ausente en su paternidad, en su rol de filiación, afecto y mantención. Así, los mestizos tuvieron como único referente experiencial a la madre, reproductora de la vida, sopo1te de Ja subsistencia y de las relaciones afectivas. La figura del pater, en cambio se pobló de fantasías, de poder lejano. El padre español -un ser genérico, ni11gw10 en particular- residía en el espacio del dorninio político, económico, mi litar, fuera de la contigencia, del cotidiano. Un padre fantasmático, un padre ausente. Creemos que este modelo gravitó profundamente en la constitución de las identidades femeninas y n1asculinas de nuestro país. Por w1 lado, gestó una identidad femeninamaterna, en donde la hija, con10 espejeode la madre trans itaba el unívoco can1inode conve1tirse ella1nisn1a en su progenitora, 1nadre a su vez de otros huachos -ya no siempre vástagos de un español, sino de otro mestizo-. En definitiva ser una 111adre sola. Por otro lado, la identidad rnasculina habría quedado presa en ser el hijo de una madre, única conocedora de su origen, protectora de su 124

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