Casas patronales : conjuntos arquitectónicos rurales

Según un estudio, en el período 1580- 1630 el número de vecinos americanos se duplicó; en el virreinato del Perú aumentó de 11.661 a 41 .228, mientras en el caso chileno éste decreció de 1.551 a 960 vecinos (8),frente al extraordinario incremento de la población rural (9). La constitución de la gran propiedad rural como conse– cuencia del poblamiento de la región más la con– currencia de diversas circunstancias dieron origen al mundo rural centrado en la hacienda, característico de los siglos XVII y XVIII. Estas propiedades que tuvieron su origen en las merce– des de tierra, se hicieron más numerosas e importantes en el siglo XVII por medio de la asignación de tierras vacantes, suba.sta de tierras realengas, usurpación de tierras de indios, remates y donaciones, etc. Solamente en el corregimiento del Maule se conce– dieron 274 mercedes durante este siglo, destacándose entre ellas 46 grandes terratenencias; entre los ríos Per– quilauquén y Longaví a mediados del siglo XVIII había 188 estancias "donde sesenta años antes sólo había seis grandes señores" (10). De gran extensión, numero– sas se mantuvieron indivisas hasta mediados del siglo XIX; como la hacienda Las Canteras con 36.000 cuadras "aparte de los terrenos de la cordillera que son inmen– sos", la de Longaví con una superficie cercana a los 80 .000, la Compañía con una extensión aún mayor "y de entre ellas 9.000 son de llanura y de riego" (11 ). Aún en el año 1925 existían entre Coquimbo y Biobío 375 haciendas de más de 5.000 Hás. con un área total de 6.095.561 . Hás. que correspondía al 60% de las tierras utilizables (12). Las haciendas a partir del siglo XVII, tan extensas y nu– merosas , se constituyeron en la base de la economía chilena, centrada fundamentalmente en el desarrollo de la ganadería y de los cultivos agrícolas, producto de diversos procesos y circunstancias . En primer lugar debe señalarse el significativo aumen– to de los pobladores rurales, como consecuencia del crecimiento demográfico unido al asen tamiento de los refugiados del sur y los soldados veteranos licenciados del ejército del sur ; la creación del ejército permanente para la guerra de Arauco l iberó a los hacendados de la obligación del servicio de concurrir a la guerra, y el real situado los eximió de cupos y contribuciones. El crecimiento del mercado interno por el aumento,de la población española y el avituallamiento del ejército de Arauco; además la apertura del mercado externo como consecuencia de la agricultura de tipo mediterrá– neo (no tropical) y de productos complementarios con el Perú, ampliado en el siglo XIX a California y Austra– lia (13). La agricultura cerealista era la más importante, y el tri– go se cultivaba en toda la región central, teniendo un carácter más intensivo en las zonas contiguas a los puertos de embarque, "el fondo plano del valle de El– qui y alguno otro cercano al puerto de Coquimbo, las ubérrimas tierras del valle de Aconcagua, del valle de Puangue, del Maipo, del Cachapoal y otros distritos cercanos a Valparaíso, como asimismo la comarca que rodea a Concepción, eran las únicas regiones que producían para exportar al Perú" (14) . Estas zonas se ampliaron en el siglo XIX con la incorporación de nuevas áreas regadas, la construcción del ferrocarril y nuevos caminos. En forma casi imperceptible, las antiguas estancias del siglo XVII vinieron a terminar en la compleja estructura de las haciendas del siglo XVIII y XIX, institución funda– mental, moldeadora de la estructura económica , social y política del país . La hacienda en Chile central, como en otros países americanos, fue "algo más que una unidad de produc– ción económica, fue "el instrumento de la instalación de un orden en el dilatado espacio vacío del agro", y fue además "el soporte de una familia y el símbolo de un apellido" (15) . La hacienda estructuró una sociedad patriarcal y un modelo circunstancial de autoridad, que el hacendado proyectó "desde el seno 'íntimo' de su prolífica fami – lia, hasta la administración y gobierno del predio" (16), estructura familística que penetró en todas las re– laciones sociales y de mando; asignando jerarquías, niveles y roles a todo el conglomerado humano, empe– zando por el hacendado y su familia hasta terminar en el último sirviente o esclavo.

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