Casas patronales : conjuntos arquitectónicos rurales

PROLOGO La región central de nuestro país se identifica de tal manera con la agricultura, que podría pensarse equivocadamente que siempre fue así. En lugares como en el valle del Aconcagua, el queha– cer agrícola ha sido en efecto prácticamente inin– terrumpido desde hace casi 5 siglos, ya que de atener– nos a los cronistas de la época, dicha actividad se re– monta al período prehispánico . Pero en la mayor parte del valle central, en los transversales, cordilleranos y costeros, esta real idad que hoy parece tan connatural es el resultado de un continuo trabajo para e x tender y mejorar la producción agropecuaria, real izado con te– nacidad y esfuerzo por más de dos siglos. Por otra parte, es un hecho conocido, el que acompa– ñando a las actividades productivas del hombre que 1 i– ga su e x istencia y la de su familia al trabajo agríco la sedentario, se genera un proceso arquitectónico que constituye el marco adecuado para el desarrollo cultu– ral de una comunidad implantada en el medio rural. La intencionalidad de esta publicación se centra en la investigación y presentación de la ecuación: campo, hombre y espacios habitables en la zona central de nuestro país, respondiendo así a una antigua inquietud de nuestra Facultad por difundir la sabiduría y solven– cia de esta arquitectura, uno de cuyos mejores argu– mentos es su persistencia y continuidad histórica, que se debe si n duda a su identificación con el fenómeno social y económico de la que fue expresión . Señalamos que sus soluciones abarcaron satisfacto– riamente un variado programa arquitectónico , que va desde la sencilla vivienda campesina rural y urbana , hasta las ilamadas Casas Patronales, sin olvidar la ar– quitectura religiosa, la actividad comercial y la agro– industrial . De estas distintas facetas, derivadas de la ocupación y e xplotación agrícola de los Valles de la zona Central, estamos presentando las que tradicionalmente se han denominado Casas Patronales, a pesar de que en la ac– tualidad su destino en general no es el mismo, dejando intencionadamente para otras investigaciones, la ar – quitectura popular y religiosa (incluyendo las casas conventuales), y los pueb los y caseríos , que conforman e xpresiones necesariamente complementarias, para cualquier análisis integral de la arquitectura campesi– na chilena. Entendemos que en su sentido más amplio y correcto , el término "Casas Patronales" implica el conjunto de edificios, instalaciones y espacios anexos, que se orga – nizaron con claridad como una entidad urbana prima– ria, y que constituyeron el nervio motor, social y pro– ductivo, de la actividad agrícola chilena centrada origi – nalmente en las grandes haciendas, y más tarde en las hijuelas o fundos que se generaron por su fracciona – miento. Inserta en los conjuntos, La Casa, residencia de los pro– pietarios o patrones, se presenta como el motivo central, por cuanto en ella se integran además algunas actividades religiosas , administrativas y productivas . Construidos mayoritariamente en los siglos XVIII, XIX y en las primeras décadas del siglo XX, estos complejos constituyen una sumatorio de esfuerzos creativos , y por tanto una versión amplia , característ ica y completa de arquitectura rural. Hacia ellos orientamos nuestro tra– bajo, buscando testimonios que aún persisten, y en los cuales se pueda visualizar su e xpresión de conjuntos , sin desconocer que los antecedentes obtenidos nos han limitado en diversas oportunidades , a restringir nuestra presentación a las que fueron las dependencias de la residencia y sus edificaciones anexas, ya que habr ía resultado aventurado reformular teóricamente el con – junto originario total. Los enunciados de carácter histórico, ambiental y ar– quitectónicos que se formulan en la Pr imera Parte , pre– paran la interpretación de la informaci ó n que se en tre– ga acerca de un contingente de Casas Patronales que reúnen- las características que nos habíamos propuesto destacar . La Segunda Parte es nuestro aporte más significativo para el conocimiento de este legado cultural . Esto últi – mo porque consideramos que nuestro campo de algu– na manera se organizó como entidad urbana con ante– rioridad a muchas de nuestras ciudades, y que más allá de su actividad productiva , estos centros posibilitaron históricamente la formación de comunidades socio– culturales, que originaron una arquitectura que se expresó, espacial, formal y constructivamente , como una unidad coherente con la naturaleza y sus habitan– tes. Conscientes de la imposib i 1 idad de abarcar por el mo– mento muchos otros casos sin duda relevantes, nuestro trabajo representa por tanto sólo una fracción de la sorprendente tarea realizada en un amplio sector del país , por las sucesivas generaciones de Constructores de Las Casas Patronales .

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