El Paracaidas - N°3 2014 - page 6

La hicieron pedazos. Le quitaron un elemento muy importante que era la educa-
ción, la dejaron con pura teoría, como filosofía o lingüística teórica, pero no con el
campo educativo. Eso se lo dieron al pedagógico. Lo separaron de nosotros. Eso fue
para las humanidades, que es una rama importantísima de la Universidad, un golpe
de muerte. Le quitaron las regiones. Todas las sedes que tenía la Universidad se las
quitaron. Y lo hicieron sin pagar las deudas de esas universidades. O sea, realmente
fue una muerte de la Universidad. No la muerte, porque nunca murió, pero fue un
momento muy triste.
¿Cuáles de esos daños persisten hoy?
-Esencialmente todos están presentes. La apertura de otras universidades, que nun-
ca puede ser malo en sí, pero fue una estrategia para seguir hundiendo a la Univer-
sidad de Chile. Porque los escasos recursos del fisco se distribuyeron entre las otras
universidades, que ganaban plata por su cuenta, a tal punto que la Universidad de
Chile se tentó y también empezó a ganar plata.
¿Cómo cree usted que se podría resolver el problema del despojo que sufrió
la Universidad?
-La única respuesta que hay no es una respuesta que segregue al éxito de las carreras
exitosas, porque eso sería seguir cayendo en la muerte. No, la solución es que se pre-
ocupen realmente por las carreras que importan al país. Y la gratuidad es una buena
noticia para la gente que quiere estudiar esas carreras. Suponte tú un muchacho o
muchacha que quiere estudiar astronomía, es una carrera con la que nadie se hace
rico, filosofía menos. Pero son carreras que son como la savia para que otras carreras
menores tengan fundamento.
¿Cuáles son esas carreras menores?
-Son menores en el sentido de que son derivadas. No es que son más chicas, más
malas, no. Son derivadas de las otras. Un profesor de castellano no puede enseñar
lingüística si no sabe la ciencia del lenguaje. No se puede enseñar física sin sacar los
conocimientos de física de la ciencia. No se puede estudiar medicina sin una fuerte
investigación biológica.
Usted fue de los primeros en hablar de la gratuidad de la educación, incluso antes
de que el movimiento estudiantil lo instalara como tema en la agenda. ¿Por qué le
parece importante relevar el tema de la gratuidad? Usted estudió gratis, por ejemplo.
-Yo estudié gratis, pero no soy un ejemplo de la gente que podría recibir la gra-
tuidad. La gratuidad es un derecho de nacimiento. Nadie nos llamó a existir en
la vida, llegamos simplemente todas y todos. Y los pobres y los ricos llegan a la
vida igual, pero llegar a la vida significa una obligación de la sociedad, si quiere
seguir siendo una sociedad histórica y no anónima. Una sociedad de lo que hay es
una sociedad de los que fueron, pero sobre todo de los que serán. Los que serán
solamente serán porque hay un cuerpo inteligente que se preocupa de eso, de la
continuidad de las naciones.
¿Y esta gratuidad tiene que abarcar a toda la sociedad? Es decir, ¿los ricos tienen
que estudiar gratis también?
-Pero sí, son ciudadanos también. Tienen los mismos derechos de los demás ciuda-
danos. Así se pueden ir contra los papás. Mi papá, que era muy práctico, quería que
“En esta actual
búsqueda de una
nueva educación, no
hay ningún profesor.
Hay economistas, de
todo el pelaje. Pero
no profesores.
¿Por qué no?”
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El Paracaídas / Nº 3 noviembre 2014
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