Palabra Pública N° 24 2021 - Universidad de Chile
como abogado no estoy interesado en rumores, me interesa la verdad. Rauff es famoso en Chile, todos conocen el nombre. Todos dicen “Rauff, por su- puesto, trabajó para Pinochet”. ¿Pero lo hizo realmente? ¿Qué hacía? Es una puerta que se abrió con la carta que había entre los documentos que me entregó Horst von Wächter y que no sé adónde me llevará. Tal vez con- cluya que Rauff era solo una persona mayor y que no hizo nada. O tal vez concluya que hizo esto y lo otro. O tal vez concluya que no sé lo que hizo. Y eso es lo interesante. Hace un par de años dijiste que el caso Pinochet había sido el mo- mento más decisivo de tu carrera profesional. Pero más allá de las implicancias en el derecho interna- cional, Pinochet murió sin ser juz- gado. ¿Cómo ves el caso a 23 años del arresto en Londres? —No tengo grandes objeciones a cómo terminó. Creo que es muy im- portante que cada país se haga cargo de su propia historia, más allá del rol que puedan jugar otros países en ella. Siempre me hizo ruido que fuese una investigación española la que llevara al arresto, porque España nunca se ha hecho cargo de su propia guerra civil, ¿y qué derecho tiene a juzgar críme- nes de otros cuando no ha juzgado los propios? No me siento destrozado porque Pinochet haya vuelto a Chile, su reputación quedó hecha pedazos y el caso le abrió puertas a la justicia chilena para que investigara sus fi- nanzas. Pero es mi postura por ahora, porque puede cambiar dentro de los próximos años. He conocido gente furiosa y desolada porque Pinochet logró volver, y mi explicación legal no es mucho consuelo. Pero la justicia internacional es un proceso de largo aliento, que comenzó recién en 1945. Antes, un Estado podía hacer lo que quisiera con su gente. Son pasos gra- duales en un proceso largo, y la de- tención de Pinochet fue uno de ellos. Mencionaste que los países de- ben hacerse cargo de su historia, pero ¿qué pasa cuando no solo no ocurre, sino además se niegan partes de esa historia? Como en los discursos negacionistas que hemos visto en movimientos de extrema derecha. —Son tiempos difíciles con el aumento de los nacionalismos y la xenofobia. No es solo Chile y Bra- sil, también es Francia, donde cier- tos políticos aún niegan las prácticas colaboracionistas de los territorios ocupados durante la Segunda Gue- rra Mundial. O el Reino Unido y su pasado colonial. Los países tienen dificultades para hacerse cargo ho- nesta y abiertamente de los períodos oscuros de su historia. En Europa es difícil porque la gente que vivió esos períodos está muriendo. Y estoy convencido de que la desaparición de la experiencia personal es muy significativa, deja espacios vacíos de los que cierta gente se aprovecha. Fabián Rivas 37
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