Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile

Pero el punto álgido —y el princi- pal hallazgo— de Memoria implacable viene con la historia de Katrülaf. A partir del encuentro con los docu- mentos y registros del etnólogo alemán Roberto Lehmann Nitsche en el Museo de Historia Natural de La Plata, en Argentina, se llega a una carta escrita por Katrülaf y dirigida al propio etnólogo, único testimonio escrito de un sobreviviente de la ma- sacre. Se trata de un texto personal, autobiográfico, donde Katrülaf —ya reincorporado al mundo huinca y re- nombrado Juan Castro— cuenta su vida desde los 17 años, edad en que empezó a vivir en carne propia la invasión y expropiación de sus tie- rras, el asesinato masivo, el arrastre en caravana en conjunto con grupos humanos que fueron falleciendo en el camino, el encierro en campos de concentración donde fueron ex- puestos al hambre y al frío, luego la deportación y el destino trágico de los sobrevivientes, divididos entre la esclavitud, la incorporación al ejérci- to argentino o el encierro en sótanos para luego ser exhibidos o examina- dos por la ciencia. El testimonio está bellamente es- crito, y se trata de un caso único en términos de poner en valor la ex- periencia subjetiva y la narración biográfica. A través de él, se visibili- za un punto de vista no reconocido por la historia oficial y se incorpora la perspectiva mapuche a un pasado que ha sido siempre narrado por el colonizador huinca . Este relato se va contrastando con el comentario de la historiadora y con los de las distintas comunidades mapuche. Rodríguez Sickert incluye también una acción simbólica en el presente por comu- nidades mapuches y familiares para que la capilla de Valcheta en Argenti- na—lugar que funcionó como campo de concentración— sea reconocida como un espacio de memoria. Mientras lavoz lee enmapudungún, el lugar de la historiadora como tra- ductora o mediadora es fundamental. En su narración es posible, de algún modo, visualizar el dolor y la vida de Katrülaf, y, a través de él, vislumbrar el destino de un pueblo que no ha sido lo suficientemente escuchado. El docu- mental juega también con la puesta en escena, con el increíble paisaje pata- gónico y con los archivos y fotografías encontradas en la investigación, que no son muchas, pero sí muy deci- doras, y en las que vemos a grupos siendo arrastrados a distintos lugares: mujeres, lonkos, niños y hombres re- tratados con las técnicas de la época. Mediante estas imágenes, rostros anó- nimos interpelan a un espectador del presente, en una especie de anacro- nismo de la imagen documental, cuyo pasado adquiere una forma espectral de presente. Decíamos que la imagen documen- tal ha construido un itinerario estético a través de la pregunta por la “imagen justa”. Memoria implacable , desde su título, interroga cuál es la forma y narración específica para construir un documento de la barbarie. Aquí se pone en juego, específicamente, una estética del documento que res- cata vidas sepultadas en el silencio, cuyas historias hoy reclaman justi- cia y responsabilidad. La memoria es implacable, se nos dice al final del documental. Parafraseando a Ben- jamin, bien podemos decir que toda memoria cultural es, en el fondo, una memoria de la barbarie. La carta de Katrülaf que hoy llega a destino —con toda su crudeza y belleza— es una huella material de esto. memoria implacable Chile/Argentina, 93 minutos Dirección: Paula Rodríguez Sickert Productoras: Errante Producciones y Gema Films 61

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