Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile

más alládel volante columna H ay quienes plantean que hay un cambio de mirada frente a la decisión de utilizar trans- porte público o conducir un automóvil para movilizarse diariamente. Para nuestros pa- dres y abuelos, usar automóvil era un signo de estatus y un símbolo de independencia económica. Los jóvenes de hoy, en cambio, no comparten ese tipo de prejuicios. Cada vez escuchamos con mayor frecuencia a algunos de ellos que, rompiendo la tendencia, optan por no tener un vehícu- lo propio y utilizar el sistema de transporte público como medio principal para sus desplazamientos cotidianos. ¿Por qué lo hacen? ¿Estarán, quizás, equivocados? Exploremos las razones que podrían llevarles a tomar esa decisión. Si analizamos este fenómeno desde la pers- pectiva económica, utilizar transporte público es más barato que circular en un automóvil particular, ya que esto último implica gastos asociados al uso de estacionamien- tos, a la necesidad de combustible y al mantenimiento, además del costo del vehículo. Pero existe un segundo factor muy relevante, que es el tiempo. Se podría decir que es un costo oculto, porque lo consideramos un elemento muy valioso y las personas están dispuestas a pagar para ahorrar minutos. Generalmente, el tiempo de viaje en au- tomóvil es menor que el del transporte público, pero hay diferencias sutiles que es importante considerar. Al movilizarse detrás de un volante, hay que asumir el tiempo que se utiliza ejerciendo de chofer y que impide realizar otra actividad en ese lapso. La valoración de este costo dependerá del contexto en que se realice el tras- lado y las condiciones del tráfico, porque ciertamente no es lo mismo hacerlo en una ciudad pequeña, donde se puede disfrutar del paisaje, que en una ciudad gran- de, congestionada y contaminada. Como contrapartida, en transporte público también hay un costo asociado al tiempo, que en este caso se utiliza como pasajero y que, del mismo modo, depende de las condiciones: no es lo mismo viajar sentada, leyendo y en un vehículo cómodo, que hacerlo de pie, en condiciones de hacinamiento o en un vehículo en malas condiciones. La tendencia de nuestras ciudades es mejorar las con- diciones del transporte público, mientras empeora la experiencia del conductor producto de la congestión, que se produce naturalmente al aumentar la tasa de motoriza- ción. Un factor relevante en el mejoramiento del transporte público ha sido la profesionalización del sector, la masiva incorporación de la electromovilidad y la construcción de mayor infraestructura de metro y de corredores de buses. Es decir, desde la perspectiva del costo y del tiempo, no parece tan poco razonable que se considere al transporte público como primera opción. De hecho, según la Encues- ta de Movilidad de Santiago 2024, del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (cedeus), el bus y el metro —que, por cierto, este 2025 cumple 50 años desde su inauguración en Santiago— son los medios preferidos en los segmentos más jóvenes de la población. Otra variable relevante puede ser la libertad que ofrece cada modo de desplazarse. Viajar en transporte público implica ajustarse a recorridos, frecuencias y horarios de Pese a que la tasa de motorización en Chile ha tenido un aumento sos- tenido durante las últimas décadas, hoy existen cada vez más personas que eligen no tener vehículo propio. ¿Estarán renunciando a algo esencial? ¿O habrán compren- dido que moverse en transporte pú- blico puede ser más práctico y más coherente con el mundo que que- remos construir? marcela munizaga Ingeniera civil espe- cialista en transporte y académica del Depar- tamento de Ingeniería Civil de la U. de Chile. Vicedecana de la Facul- tad de Ciencias Físicas y Matemáticas de esta casa de estudios. Vicepresi- denta del directorio de Metro de Santiago. 36

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