Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile
cas enemigas, también lo son los negros, los indígenas, los pobres, los migrantes y todo colectivo que no exprese los valores de las clases dominantes. Pero sí es verdad que la guerra declarada apunta a todas las conquistas sociales e institucionales del feminismo. Esto puede observarse con las políticas de Donald Trump en Estados Unidos, con la destrucción estatal de Javier Mi- lei en Argentina o de Daniel Noboa en Ecuador (por citar algunos ejemplos de nuestro continente). Y no solo se tra- ta de un ataque institucional, también existe una fijación particular que se expresa como un maltrato público y deliberado. En Argentina, tras el frustrado intento de asesinar a Cristina Fernán- dez de Kirchner, decidieron proscribirla y aislarla en su casa. Se trata de una medi- da aleccionadora, un castigo público que sirva de ejemplo para el resto de mujeres en América Latina. Junto a ello, decenas demujeresmilitantes del peronismo y de la izquierda han sido detenidas, y cien- tos de feministas son sistemáticamente insultadas en redes y en público por el presidente Milei y demás funcionarios, influencers y trolls de su gobierno. El otro día escuchaba decir a Julia Mengolini, una im- portante periodista del feminismo argentino, algo muy sensato: las ultraderechas atacan a las mujeres porque el feminismo es un antídoto antifascista. Las estadísticas se- ñalan que las mujeres tenemos una tendencia a votar por proyectos progresistas o socialistas. La razón es elemental: con esos proyectos de país somos más libres. Más aún, so- mos más libres para entender que la libertad de empresa y consumo es una farsa oligárquica que suelta un poqui- to la cadena a la que ese poder nos tiene amarradas. Con esta reflexión no busco ampliar la brecha que nos divide entre hombres y mujeres. Considero que esta división es una trampa del propio modelo oligárquico que solo puede dominar dividiéndonos. El verdadero secreto de la eman- cipación consiste en encontrar los lazos de fraternidad que nos unen como humanos. Si el universo simbólico de la oligarquía es un mundo disgregado bajo la naturali- zación de la desigualdad, el universo simbólico de la fra- ternidad, en cambio, debe ser uno que nos haga sentir iguales. La verdadera liber- tad no es aquella que alienta las peores fantasías del odio y la destrucción, sino aquella que nos permita construir una reciprocidad en la libertad. Por eso, el feminismo solo será un verdadero antídoto contra el fascismo si somos ca- paces de contagiar este entusiasmo fraterno en la forma de un universalismo popular a toda la sociedad. Si el fascismo criollo nos quiere sumisas y aisladas, no- sotras, por el contrario, debemos estar unidas en las calles, empoderadas en las instituciones y con la certeza histórica de que un verdadero proyecto de socialismo democrático es posible en Chile y en nuestra región. Javier Torres / afp “El feminismo solo será un verdadero antídoto contra el fascismo si somos capaces de contagiar este entusiasmo fraterno en la forma de un universalismo popular a toda la sociedad”. 33
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