Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile
obras musicales (“Puerto Montt está temblando”, de Viole- ta Parra; “Que cante la vida”, de Artistas por Chile; “Bajo los escombros de Chillán”, de Víctor Acosta), piezas teatrales ( Beben , de Guillermo Calderón; Namazu , de la compañía Amigos Salvajes), textos literarios ( Los terremotos chilenos , de Patricio Manns; el poema “Terremoto”, de Pablo Neru- da, incluido en Canto general ), y trabajos de artes visuales (como la exposición Herencia sísmica , de Desartes-Cigiden, hoy exhibida en el edificio de senapred). El movimiento de las placas seguirá siendo un constante proveedor para las actuales y futuras genera- ciones de artistas nacionales. Desde la ciencia, cada te- rremoto es una oportunidad de aprendizaje: cómo se frac- turan y mueven las placas, cómo responden las construcciones humanas y cómo evacuan las personas en escenarios de tsunami. Aunque muchos temblores no son percibidos por la población, cada vibración puede aportar datos esenciales. Y, aquí, contar con instrumentación de punta es clave. En el norte, la alta sismicidad es ideal para estudios que utilizan estos movimientos de la tierra para generar imágenes del sub- suelo: redes sismológicas con muchos sensores instalados en terreno permiten conocer sus características y, a la vez, nos pueden entregar información sobre posibles recursos naturales escondidos bajo nuestros pies. La inteligencia artificial también está jugando un papel preponderante en la sismología, permitiéndonos no solo procesar una mayor cantidad de datos en menos tiempo, sino también poder identificar más sismicidad y patrones de distribución nun- ca antes vistos. En temas relacionados a los tsunamis, se han desarrollado escenarios cada vez más complejos y re- alistas, lo que ha permitido mejorar la preparación frente a este tipo de eventos. Las placas se mueven, se agitan, tiemblan. Y esto hace que quienes habitamos este largo y angosto país vivamos con la certeza de que, tarde o temprano, volveremos a sentir un terremoto. Esto ha forja- do una cultura sísmica única, con expresiones cotidianas de lo telúrico, manifestaciones culturales inspiradas en los remezones y contribuciones científicas relevantes hechas en Chile. Los terremotos tienen el poder de mover el eje de la Tierra, pero también son capaces de cohesionar a toda una sociedad con el fin de ayudarnos entre todas y todos. Desde las ciencias de la Tierra seguimos desarrollando técnicas y conocimientos para prepararnos mejor ante eventos futu- ros. Porque la Tierra —y sus placas— seguirán moviéndose, ymás que anticipar cuándo llegará el próximo gran sismo, lo esencial es saber qué hacer cuando este suceda. Detalle del sismograma del terremoto de Valdivia de 1960, parte de la exposición Herencia sísmica , que se exhibe hasta el 26 de septiembre en el edificio del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres. “No muchos territorios pueden jactarse de tener ciudadanos capaces de estimar magnitudes con solo sentir un estremecimiento, y que, incluso antes de que el Centro Sismológico Nacional entregue el reporte oficial, ya estén compartiendo memes en redes sociales”. 27
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