Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile

entre las que se incluyen, qué duda cabe, las elaboraciones teóricas sobre el género y la sexualidad humana. El museo debe acoger los nuevos conocimientos como parte de una responsabilidad intelectual, pero también como una estrategia para intentar matizar el rol totalizante y al- terizante que le asignó lamodernidad. El reclamo de “no politizar el pa- sado” suele encubrir un deseo de mantener intactas ciertas normativi- dades del presente, al naturalizarlas como si trascendieran el momento histórico que habitamos. Es, en mu- chos casos, una forma —consciente o inconsciente— de imponer al pasado categorías y estructuras que, como todo fenómeno social, son históri- camente específicas. En el caso del género y la sexualidad, ya mucho se ha escrito sobre cuánto han cambiado a lo largo de la historia de Occidente: la homosexualidad, como categoría identitaria, no existía hasta la segun- da mitad del siglo xix, es decir, hace menos de 200 años. Con lamirada lar- ga que nos permite la historia, y aún más la arqueología, ¿que son 200 años en el devenir de la humanidad? Sabemos que la creatividad y diver- sidad humana conocen pocos límites. Las personas nos hemos dado cien- tos, miles de formas de organizar lo social, de expresar afectos, de regular el deseo. El caso presentado en la co- lumna de Artzi nos muestra el género en los Andes no como un sistema fijo y universal, sino una relación situa- da, diversa, a veces fluida, cuestión sostenida por diversos investigadores y pensadores a partir del estudio de fuentes históricas y etnohistóricas, estudios lingüísticos e iconográficos, además, por cierto, de las propias na- rraciones y experiencias de personas indígenas. Situaciones similares se han estudiado en muchos otros pue- blos del continente y del mundo. El problema, entonces, no es la falta de “base científica”, sino la incomodidad que produce mirar con otros ojos. O, más bien, la incomodidad que pro- duce pensar que aquello que hemos dado por sentado, y que da sentido a nuestra vida social e identidades, no son verdades inmanentes, sino estructuras humanas que, como tal, pueden desarmarse. Lo queer como gesto crítico | El co- mentario citado al inicio sugiere que el museo estaría “metiendo veneno” Un cuerpo que se contorsiona, una incomodidad de cerámica. Figura humana, modelada en arcilla. Fase Piartal (750-1250 d.C.), sur de la actual Colombia. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2111 ¿Cómo clasificar lo inclasificable? Figura humana (?) hiperestilizada, tallada en piedra. Alamito (300-600 d.C.), actual Argentina. Museo Chile- no de Arte Precolombino, 3951 21

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