Palabra Pública N°35 agosto - septiembre 2025 - Universidad de Chile
la Biblia literalmente y lo que afirma el aparato científico es fácil. En Estados Unidos, por ejemplo, hay familias que prefieren no mandar a sus hijos a la escuela para que no los ‘contaminen’. Como saben que están a contracorriente, tienden a cerrarse ante cualquier tipo de argumentación lógica de hechos empíricos”. Este tipo de posturas, como advierten diversos estudios, debilita la credibilidad de las respuestas científicas frente a problemas sociales complejos. “En el ámbito de la salud pública, el cuestionamiento constante de la información científica bajo la premisa de un ‘pensamiento crítico’ mal entendido puede generar desconfianza en las vacunas, pro- mover el uso de tratamientos no comprobados y fomentar la desinformación sobre medidas preventivas, lo que agrava las crisis sanitarias. En cuanto al medioambiente, la negación del cambio climático puede retrasar la imple- mentación de políticas para mitigar sus efectos”, afirma Eugenia Gayo, directora del Núcleo Milenio upwell e in- vestigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (ieb). A esto se suman otras consecuencias menos evidentes, que tienen que ver con la pérdida de una instancia de va- lidación neutral y de un marco de comprensión común. “Con la llegada de la modernidad, se produce una tran- sición de sociedades teocráticas, en las que Dios era el garante del mundo, a sociedades donde la ciencia cumple esa función. Si uno dice ‘está científicamente comprobado’, hay un tercero en referencia que garantiza la comprensión del mundo y contribuye a resolver una controversia. Eso se acaba cuando la ciencia es puesta en cuestión. Lo que se pierde es un ordenamiento de las comprensiones, los signi- ficados y las disputas”, advierte la socióloga y académica de la Universidad de Santiago Kathya Araujo. Fortalecer la comunicación | “Desde los argumentos de motivación religiosa contra la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas hasta la negación del cambio cli- mático, pasando por la defensa new-age de la medicina alternativa, las afirmaciones extravagantes sobre los efec- tos de las vacunas o la fluoración del agua y la ignorancia básica generalizada sobre conceptos como ‘teoría’ o ‘evi- dencia’, los puntos de vista anticientíficos se manifiestan cada vez más en nuestra vida cotidiana”, escriben los aca- démicos Michael Thompson y Gregory Smulewicz-Zucker en Anti-Science and the Assault on Democracy (2018). El origen de estos cuestionamientos a la ciencia se ex- plica por múltiples factores, tal como advierten Aviva Philipp-Muller, SpikeW. S. Lee y Richard E. Petty en una in- vestigación publicada en la revista académica Proceedings of the National Academy of Sciences . Según los autores, hay cuatro factores psicológicos de las personas que adoptan posturas anticientíficas: la falta de credibilidad percibida de la fuente del mensaje, la identificación con grupos socia- les que rechazan la ciencia, la contradicción entre los datos científicos y las creencias personales y el desajuste entre Marcha en Londres del grupo de protesta contra el cambio climático Extinction Rebellion, el 16 de octubre de 2022. Crédito: Isabel Infantes/afp 16
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