Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile

E l 4 de septiembre de 2022 algunos vivimos el cierre inesperado de un proceso constituyente que había sur- gido también de forma inesperada. Desde el estallido de 2019 (poniendo entre paréntesis la pandemia) hasta el plebiscito de 2022, pasando por la elec- ción de la Convención Constitucional, el retorno de la izquierda al gobierno, hasta el plebiscito del 2022, vivimos una especie de momento utópico. Muchos montajes teatrales habían acompañado el malestar de forma sin- tomática haciéndose cargo de eso que finalmente sucedería en la gran arena de la política. El sociólogo francés Jean Duvignaud decía que el teatro era ne- cesario en los momentos previos a la revolución; una vez sucedido el asalto al poder, el teatro dejaba de ser cen- tral, porque era la política misma la que se convertía en una gran puesta en escena de la emancipación. Más allá de concordar o no, lo cierto es que el fracaso del proceso constituyente nos impactó y nos sumió en una suerte de estado de perplejidad. En enero de 2025 se estrenó Estam- pida humana , el cuarto montaje de la Compañía Bonobo. Como en sus an- teriores trabajos, los directores Pablo Manzi y Andreina Olivari nos ofrecen una lectura sobre los fantasmas que acechan a la sociedad chilena actual. A través del humor y la parodia sutil, van tramando una reflexión sobre la dis- posición anímica que nos define hoy. Estampida humana tiene la magistral capacidad de apuntar al centro del ma- lestar a través de un lúcido argumento sobre el miedo, entendido como el suelo sobre el que se levanta la convi- vencia social. La obra no solo asume y denuncia la facticidad del neolibe- ralismo que nos constituye, sino que comprende que este sistema requiere del miedo para producir sujetos indi- vidualistas e incapaces de imaginar futuros que no sean trágicos. La vida en común deviene así en un simulacro en el que lo administrativo toma el lu- gar del proyecto colectivo. La obra se articula desde tres his- torias que se van entrelazando hasta la escena final, en que convergen de forma catastrófica. Por un lado, encon- tramos a los vecinos de un condominio representados por lo miembros de un Comité deVigilancia que deben decidir qué hacer ante la instalaciónde ungru- po de okupas que se toman la plaza del barrio. No sabemos si son migrantes, gente de la calle o simplemente el de- tritus empobrecido de una economía en crisis. Por otro lado, el directorio de una tienda de decoración al borde de la quiebra elucubra posibilidades para impedir su fin y, finalmente, una facción clandestina de izquierda al interior de Carabineros planifica su primer atentado, para anunciar su ad- hesión al proyecto de transformación del país, el que busca hacer en las de- pendencias de la tienda. La parodia rezuma por todas partes. Los vecinos, en apariencia diversos, representan posiciones éticas muy reconocibles. Una pareja de izquierda progresista que siente culpa por creer que hay que expulsar odesterrar a losmigrantes, un migrante acomodado que vela solo por sus intereses, la madre de un progre- sista que resulta bastante más radical, pero que al mismo tiempo guarda una suerte de sabiduría ancestral (o senti- do común no mediático). Entre todos ellos, hay un señor viejo que busca el amor verdadero, una suerte de espíritu natural premoral que no puede sobre- vivir en unmundo como el actual. A diferencia de sus anteriores montajes, en Estampida humana los directores deciden trabajar conmedia- lidad. Todas las escenas del directorio suceden como una filmación, cuyas tomas complejizan visualmente las situaciones. Hay parodia otra vez: un negocio familiar en decadencia y en el que se esconde un secreto, la presen- cia de otro linaje que viene a ensuciar Estampida humana , de Compañía Bonobo El infierno y la perplejidad de hoy teatro mauricio barría Dramaturgo e investigador teatral. Doctor en Filosofía conmención en Teoría del Arte y Estética de la U. de Chile. Profesor asociado del detuch. palabra crítica 62

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