Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile
La película tiene sus puntos fuer- tes, acaso el hallazgo genuino de los directores: el constante juego formal con los materiales, la inventiva de construir narración con elementos precarios, juegos de luces y piezas de cartón, en un lenguaje que incorpora al espectador en su propio proceso constructivo, cuestión que también formaba parte de La casa lobo (2018), su anterior largometraje, y que es, sin duda, el sello distintivo y original de Cociña y León. Con todo esto dicho, creo que Los hiperbóreos funciona de forma irre- gular. Mientras es una película que desborda creatividad e intención por dislocar la narración centrada y clási- ca para llevarnos a un juego de capas —de ficción ymetaficción—, el inten- to por narrar, en un sentido clásico, se hunde en medio de este juego formal, perdiendo el sentido último del dis- curso. Mientras la cuestión paródica y el humor están claros, la suma de guiños a la ficción y la metaficción, por no hablar de los juegos litera- rios (Serrano, Bolaño, Burroughs, Philip K. Dick) y las referencias cine- matográficas (Michel Gondry, Philip Kaufman, Jan Švankmajer), suman una acumulación barroca de elemen- tos que no siempre llega a puerto, quedando la duda del límite entre el divertimento formal y el discurso ci- nematográfico propiamente tal. Anárquica y risueña, sin duda, la cuestión se vuelve un pocomás pesada al jugar con los elementos históricos, como lo son la dictadura, Pinochet o el nazismo de Serrano. Una risa nerviosa, algo provocadora, que en el discurso de los realizadores se mueve entre el señalamiento moralista y el recono- cimiento de que, efectivamente, hay un atractivo particular en el mundo literario de Serrano. Mientras el vieji- to Schäfer de La casa Lobo funcionaba como contrapunto a la perversión pe- dófila, o la aparición de Diego Portales en el cortometraje Los huesos (2021) operaba como la presencia espectral del autoritarismo en la historia de Chile, aquí queda menos clara la in- tención, que podría ser desde reírse de la fantasía nacionalista de Serrano, de sus ideas raciales y sanguíneas, hasta intentar una especie de psicoanálisis de la mitología fascista o, simplemen- te, sumergirse en una selva de signos históricos desrealizados a través del juegoparódico ymetatextual o, quizás, todo esto junto de forma algo confusa. No suma, tampoco, la idea del fascis- mo como una fuerza metafísica que atrapa a los propios directores, una suerte de fuerza irrefrenable que cau- tivaría por su “mística”. Volviendo a la discusión sobre las “líneas” del cine chileno, bien podría señalarse que Los hiperbóreos , junto a El conde (Pablo Larraín, 2023) o Anima- lia Paradoxa (Niles Atallah, 2024), en el marco de una crisis epocal de gran escala, abogan por la ambigüedad, la irrealidad y el clima angustiante a través de una experimentación formal que explora los límites discursivos de la ficción como posibilidad para imaginar mundos (más que para re- presentarlos). Una fascinación por la extrañeza y una distancia irónica con lo político mientras la propia cara del mundo se ha vuelto irreconocible. Bien podríamos contestar, ante este estado de las cosas, que al arte que hoy se considere político también le cabe la función de la dilucidación y la legi- bilidad del presente, sin dejar de lado la experimentación plástica y mate- rial. Lumière y Méliès juntos. los hiperbóreos 2024, Chile, 62 minutos Dirección: Cristóbal León y Joaquín Cociña Elenco: Antonia Giesen, Francisco Visceral, Jaime Vadell Productoras: Globo Rojo Producciones y León & Cociña Films León & Cociña Films 61
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