Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile

geografíadel desencuentro columna E n más de una ocasión he hablado de la coexis- tencia de muchas ciudades dentro de la misma ciudad. Esa es la esencia del concepto de territo- rio, en el sentido de que muchos de ellos pueden coexistir en un mismo espacio. Esto, a su vez, nos invita a reflexionar sobre lo conectados y desconectados que estamos en una ciudad que habla tantos idiomas, que en- tiende el mundo de modos tan distintos, que no goza de la misma sombra en cada caluroso verano y que nos enseña que el lugar donde se nace marca, para bien o para mal, una diferencia relevante en el futuro. La idea de un espacio diverso y, a la vez, justo, es una de las utopías modernas que ha tensionado la historia social y política desde hace muchísimos años. Una geografía que es permanentemente resignificada e interpretada en función de criterios, miradas, datos y elementos que han facilitado estrategias para conseguir avances relevantes. Uno de ellos esmejorar nuestra conectividad, loqueha ido cambiando en diversos ámbitos, desde los sistemas de transporte (terres- tre, aéreo y marítimo), de comunicación y transmisión de datos, hasta las movilidades múltiples —es decir, incorpo- rando también su dimensión cotidiana en la experiencia de sus usuarios— que hoy son discutidas y resignificadas. Un ministerio, de hecho—el de Transportes y Telecomunicacio- nes—, lleva la responsabilidad de dicha tarea a dos bandas. Másymejorescarreteras,másymejoraccesibilidada lared de transmisión de voz y datos; sistemas cada vez más sofisti- cados que nos permiten interactuar en tiempo real mediante voz e imagen con personas en diferentes puntos del globo, así como frecuencias y conexiones entre diversos puntos de la ciudady tambiénentre lugares lejanos enel planeta. Como se suele decir, nunca antes la humanidad—y nuestro propio país—había estado tan conectado como hoy en día. A pesar de esto, nunca habíamos estado tan desconectados como lo estamos hoy—la paradoja es casi un oxímoron—, enmedio de estos avances. Conectadamente desconectados. El aumento de conexión nos ha llevado a estar tan rá- pido en lugares lejanos que muchas veces no logramos ver lo que conectan estas infraestructuras. Podemos ir de manera tan veloz por las autopistas urbanas concesio- nadas de un punto a otro, que la ciudad en su densidad, forma e intensidad de su habitar se nos hace absoluta- mente ajena, lejana, invisible, difusa. Por dar un ejemplo: una veintena de minutos separa el Aeropuerto Internacional de Santiago del barrio de ne- gocios de El Golf o las comunas de Vitacura y Las Condes, dejando pasar de manera invisible cerca de ocho comunas (cuyos nombres usted probablemente no recuerda), cientos de miles de habitantes y, sobre todo, un sinnúmero de ele- mentos, relaciones, formas y espacios que no forman parte del imaginario social de aquel Santiago visto como la capital financiera regional. Tampoco lo son la cincuentena de otras comunas que no forman parte de este trayecto, y quedan ajenos, asimismo, muchos de los circuitos de circulación y de conexión que permiten las fabulosas autopistas que se entierran o se elevan en la ciudad para resolver de manera eficiente y eficaz la conexión de quienes se movilizan. Hay una ciudad atravesada por conexiones múltiples, diversas, inimaginables, que van dejando, a su vez, dis- Habitamos ciuda- des atravesadas por más y mejores carreteras, a la vez que vivimos tiempos en que las formas de comunicarse y de viajar son cada vez más accesibles y sofisticadas. Sin embargo, estas conexiones múlti- ples y diversas van dejando distancias de otra natura- leza, sobre todo imaginadas, entre mundos que no tie- nen nada que ver y que coexisten. enrique aliste Geógrafo. Profesor titular de la Uni- versidad de Paris 1 Panthéon-Sorbonne y director adjunto del Instituto de Estudios del Desarrollo de la Sorbonne, Francia. Profesor titular de la Universidad de Chile. 34

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