Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile

Un personaje cardinal en las reflexiones centro-periferia es la poeta GabrielaMistral, quien residiera en la regiónma- gallánica entre 1918 y 1920, al mando del Liceo de Niñas de Punta Arenas. Su libro Desolación , publicado en 1922, es un testimonio vívido del aislamiento en la zona austral, y en sus reflexiones se trasunta el sello de una lejanía imposible de soslayar, casi a la manera de un destierro: “Yo me gocé y me padecí las praderas patagónicas en el sosiego mortal de la nieve y en la tragedia inútil de los vientos, y las tengopor una patria doble y contradictoria de dulzura y de desolación”. En cartas al entonces ministro de Educación Pedro Agui- rre Cerda, da cuenta de su preocupación por el descuido y abandono de esta zona extrema. ¿Existe en Mistral una crí- tica ácida al centralismo como forma de comprensión de la república? Es probable que la poetahaya terminado instalan- do un tópico que ya gravitaba en las discusiones de la época. La antípoda ya habitada bajo la figura del emplazamiento de la ciudadmoderna adquiere otras vigencias, otras formas de aproximación que también llevan en su equipaje esos vestigios de lo pretérito. El hecho y aserto de encontrarse en un lugar tan lejano desestabiliza filosóficamente nuestra de- pendencia cultural y económica del centro, y nos convertiría en una entidad que orbita en la periferia de los discursos, en cierta medida, forjaría sujetos excéntricos, tomando la eti- mologíamisma de la palabra: lejos del centro. Y he aquí que la región magallánica se torna altazoriana, ya que unifica al hombre alado con el avión. Esa desme- sura constante por transgredir los límites y la épica de los elementos evoca a personajes rocambolescos como el avia- dor Franco Bianco que, en 1936, en un precario avión Miles Hawk Major, realizó el primer raid desde Punta Arenas a Puerto Montt. Otro aviador célebre, el también escritor An- toine de Saint-Exupéry, surcó los cielos desde Buenos Aires a la Patagonia. En su libro Tierra de hombres (1957) describe el júbilo de observar el estrecho de Magallanes y la ciudad enclavada a sus orillas, volando desde Río Gallegos. Aterrizar en ese prodigio de la geografía donde además el hombre habita enfrentando la furia del viento y la nie- ve, constituye el asombro de muchos. En su reverso estaría la idea de vivir en el sur como una invitación a asumir una vía icárica, huir del laberinto-prisión hacia otros espacios más amables. ¿No será quizás un problema del mapa que tenemos incrustado en nuestras creencias? Esa necesidad majadera de que nuestra mirada apunte siempre a Santiago como escenario donde reside el espíritu de la polis , la Roma que legitima los saberes y reconoce esa tan buscada valía. ¿Qué pasa si invertimos el mapa como lo asumió el de- safiante aserto del pintor uruguayo Joaquín Torres García? Más radical aún, si colocásemos la región magallánica en el centro omitiendo la estructura de regionalización. ¿Qué pasaría? Estaríamos cerca de Argentina, del continente An- tártico, de Australia, de mundos y significados culturales que no se abordan desde el viejo paradigma de un Chile por momentos demasiado etnocéntrico. La prisión, el laberinto sin muros, la celda de Ícaro y el lugar de reeducación de los mal portados de la república se transforma en una bisagra para entender de una mane- ra transformadora el territorio, una mirada que une los dos océanos más grandes del globo y reivindica la tarea de fun- darlo constantemente, asumiendo siempre los costos de esa travesía: una geografía donde el mito y la praxis cultural se unen enmatrimonio. Caza de pingüinos en 1600 en Tierra del Fuego. Ilustración del libro Viaje a través del Estrecho de Magallanes a las Indias Orientales , de S. deWeert. Crédito: Rijks Museum 33

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