Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile
S iempre me ha gustado pensar que el extremo me- ridional donde habito tiene un rostro cervantino y otro shakespeariano, ambos ligados un poco a lo monstruoso y sortílego. De esta manera, habitar el sur adquiere una extraña estocada del pensamiento. En la fascinante bitácora de Hernando de Magallanes, el vene- ciano Antonio Pigafetta hace referencia al encuentro con los aonikenk descritos como hombres altos, de complexión recia y pies enormes, a quienes denomina patagones , en vir- tud de relacionarlos con el gigante Pathagon, personaje de la novela Primalión , de Francisco Vásquez. Se especula que el almirante llevaba el libro a bordo y es sabida su afición por las novelas de caballería. En el Quijote se habla de este ser in- gente como parte del imaginario del hidalgo. Por otra parte, la última pieza teatral de William Sha- kespeare, La tempestad , tiene de protagonista a un esclavo salvaje y deforme llamado Calibán, en alusión a Setebos, la poderosa deidad adorada por su madre Sycorax. Dicho dios es el mismo quemenciona Pigafetta en relación con lamito- logía de los patagones, explicitando: “Parece que su religión se limita a adorar al diablo. Pretende que cuando uno de ellos está por expirar se aparecen de diez a doce demonios quebailany cantana suderredor. Unode ellos, quehacemás ruidoque los demás, es el jefe o grandiablo, que llamanSete- bos”. Se sabequeShakespearehabría tenidonoticias de estos antecedentes por medio de la obra The History of Trauayle , de Richard Eden, que reseña la crónica de Pigafetta. Todo ello quizás responde a la vieja creencia que campeó en la Edad Media, y según la cual tanto el extremo austral como septentrional estaban habitados por seres monstruo- sos, quimeras, ictiocentauros, bramadores, perros de mar, seres cinocéfalos propios de la zoología fantásticadePlinioel Viejo. El fin del mundo es el camino al desfiladero de los sen- tidos, a lugares donde existen portentos, y donde, como dice SanAgustín, la descendencia de Adán no habría llegado. Surge entonces el concepto de la Terra Australis Nondum Cognita . El mito fue cediendo con las exploraciones de nave- gantesque zarparondesde lasmás lejanas latitudesdel globo hasta el fin del mundo. De ahí la circunnavegación de James Cook en 1772, que logró cruzar el Círculo Polar Antártico. El testimonio de su viaje y sus cartografías nos han legado una épica de la aventura, aportando algunos datos cruciales en el plano de la ciencia, pero también cargado de imaginación e ímpetu naviero. Quiero decir que nuestros navegantes del pasado viajaban con el equipaje de alegorías fantasmales que traía la civilización desde lejanos tiempos. Ese sentido de la desmesura y la lejanía, del misterio y la magia durmiendo en el corazón de lo recóndito, en una geografía cuya descripción es el espacio preciso para que las palabras naufraguen es quizás la idea que alguna vez sugirió RobertoMatta al definir el surrealismo: mirar al sur. La locura. La nave de los locosmarcaría su brújula hacia el sur, tanto por el incierto destino de viajar hacia la patria de la lonta- nanza como de la insistente proeza de habitarla. El aislamiento se alinea en ciertamedida con la figura del confinamiento. No es de extrañar que la región deMagalla- nes, a partir de 1843 —cuando el Estado chileno se aboca a la ocupación del estrecho—, concluye en colonia penal por lo menos durante los últimos decenios del siglo xix. Antes de que llegasen inmigrantes desde distintas latitu- des del mundo, Punta Arenas recibió a presos comunes y políticos, dando pie luego a dos motines importantísimos y devastadores. El primero de ellos, la tristemente célebre insurrección de Miguel José Cambiaso, un caudillo sepa- ratista descrito por Benjamín Vicuña Mackenna como un águila sedienta de sangre y estiércol y que, tras ser liberado en 1851, se toma la ciudad junto a la guarnición, enarbo- lando la bandera de su propio ejército, una suerte de Jolly Roger piratesco. Pese a que la insurrección fue aplacada, los resultados fueron pavorosos. cierto surrealismo meridional columna Desde tiempos inmemoriales, el extremo sur ha encarnado la lejanía, el misterio y la desmesura. La nave de los locos marcaría su brújula hacia el sur, tanto por el incierto destino de viajar hacia la patria de la lontananza como de la proeza de habitarla. ¿Qué pasaría si, en vez de pensar en el fin del mundo como un territorio aislado, lo imagináramos como el centro de Chile? óscar barrientos bradasic Escritor y profesor. Entre sus libros están Saratoga (2018), El correo del viento (2022) y Cuaderno antártico (2022). Es profesor de literatura en la Universidad de Magallanes. 32
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