Palabra Pública N°34 mayo-junio 2025 - Universidad de Chile
La renuncia a comprender. La inconmensurable cruel- dad del mundo conectado. La necesidad imperiosa de desconectar. El cinismo. Hace un par de semanas, Donald Trump posteó en sus redes sociales un video. En él, un conjunto de imágenes nos muestra la proyección de lo que sería Gaza si Estados Unidos tomara el control de ese territorio. Estatuas dora- das gigantes de Trump, Elon Musk en una playa turística comiendo hummus o el mismo Trump tomando un cóc- tel en una reposera junto a Benjamín Netanyahu; del cielo caen miles de dólares en billetes que son alcanzados por niños que han salido de los túneles (de Hamás, se entien- de) para descubrir cuevas naturales y paisajes paradisíacos. Las terribles imágenes que recibimos a través de las redes sociales del ataque cotidiano del ejército israelí a los pales- tinos de Gaza y Cisjordania adquieren una contracara, falsa pero cargada de una perversa verosimilitud: la promesa del éxito del exterminio, la eficacia de los desplazamientos, el triunfo del colonialismo. El delirio de ese video agrega una nueva capa al proble- ma: si la manipulación de las imágenes ha acompañado a la historia de la humanidad desde el comienzo, hoy no es necesario ocultar el artilugio. Se pueden mostrar explícita- mente las fantasías de quienes ostentan el poder, aquellos que gozan de una nueva forma de impunidad. En 2023 se estrenó la notable película Zona de interés . Dirigida por el británico Jonathan Glazer, la trama gira alrededor de la familia de Rudolf Höss, que en 1943 es el comandante del campo de concentración de Auschwitz. La hermosa casa que habitan él, su esposa y sus cinco hi- jos está situada al lado del campo, separada solo por una pandereta. Entre los juegos de los niños, los paseos del pa- dre con ellos a nadar y el minucioso cuidado del jardín por parte de la esposa, se cuelan los gritos, los disparos, los tre- nes y los hornos del sitio vecino. La misma esposa reparte entre sus amigas y la servidumbre la ropa que proviene de los prisioneros del campo. A pesar de oír, sentir, saber; la pandereta es suficiente para renunciar a comprender. La pandereta es la materialización que da excusa al cinismo. Después de todo, ¿qué puede hacer esa familia frente a la confusa situación que se vive al otro lado del muro? Tal vez eso ha buscado el gobierno israelí al levantar el enorme muro expansivo de concreto que los separa de Cisjordania y los palestinos. La vida cotidiana y su traqueteo habitual protegen—tal como la pandereta— a cada uno de los suje- tos que habitan ese espacio, que han elegido desconectarse de la realidad en la que están insertos. Imaginemos ahora que el muro de Zona de interés es la pantalla del computador o del televisor. Y que, en vez de Auschwitz, lo que está del otro lado es Gaza; que los gritos, disparos y sonidos de trenes yhornos sonbarrios destruidos, niños descuartizados, seres humanos quemados o sepulta- dos bajo escombros. Supongo que el acceso a esta realidad escapa a nuestra compresión y que, por tanto, seguimos la vida como antes, con todas las trivialidades que la consti- tuyen, y decidimos desconectarnos: pasar rápido por esas imágenes en las redes, pasar de largo ese video, no leer las pocas noticias que algunos medios internacionales publi- can. Sin embargo, esta vez, como nunca antes, no podremos decir frente a la historia que no sabíamos lo que pasaba. El cinismo no nos servirá de excusa. Tal vez, como nos sugiere Georges Didi-Huberman, hay ocasiones en las que tenemos el deber de mirar . Hay desconexiones peligrosas y hoy la re- nuncia a comprender nos hace correr el riesgo de hacernos cómplices de un genocidio en curso, asistiendo en vivo y en tiempo real a lo que pasa al otro lado del muro. Niños palestinos inspeccionan los escombros dejados por un ataque israelí ocurrido en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, el 23 de marzo de 2025. Crédito: Eyad Baba / afp 27
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=