Palabra Pública N°33 dic 2024 /ene 2025 - Universidad de Chile
palabra crítica E n su tercer largometraje, lue- go de Propaganda (2014) y la fallida Dios (2018), el colec- tivo mafi estrena Oasis , su película sobre el estallido de 2019, su- mándose a otro filme de 2024 sobre el mismo tema, la ya comentada aquí El que baila pasa (2024), de Carlos Araya. Mientras el documental de Araya se centra en el estallido mismo desde una perspectiva plebeya y anárquica, y haciendo uso del material viral de las redes sociales, el acercamiento del co- lectivo mafi es casi todo lo contrario, una búsqueda por organizar en un relato unificado en es- tilo y discurso los difusos días ocurridos entre la revuelta social y el primer proceso constituyente. Como hicieron con sus dos obras previas, mafi hace gala del llamado “plano Lu- mière” —un plano sin corte que contiene una unidad na- rrativa en sí misma— para registrar un proceso colectivo, sin protagóni- cos individualizados ni voz en off. El resultado es un engranaje ob- servacional, donde el montaje y la orientaciónde los encuadres estable- cen puntos de vista definidos sobre algunos aspectos de un proceso, en un espacio-tiempo determinado. En términos de estructura, Oasis comienza con la secuencia del esta- llido tal como la conocemos: desde el “esto no prendió” por parte de Clemente Pérez, exdirector del Me- tro, a las barricadas en las calles, la confrontación con la policía, los di- chos de Piñera sobre un “enemigo poderoso” y el Acuerdo por la Paz Social firmado transversalmente por partidos institucionales de izquierda y derecha. La película recoge esto como “punto de no retorno”, sin sub- rayarlo, y se entenderá de ahora en adelante como un derrotero del pro- ceso constituyente, constantemente tensionado entre este “acuerdo ins- titucional” y las demandas sociales amplias visibilizadas por el estallido. El colectivo registra aquí, de ma- nera más o menos representativa, la dinámica del proceso. La formación de comisiones, el espíritu inicial con el que Elisa Loncón —mapuche y experta lingüista— fue elegida presidenta de la primera parte de la Convención, o las loas por un pro- ceso democrático, incluyendo la participación activa de constituyen- tes no pertenecientes al mundo de la política oficial, así como los escaños reservados por género y etnia. Con todo, la polarización, la campaña mediática de la derecha y, sin duda, cierto amateurismo tensionan el es- pacio, llegando a confrontaciones bien directas entre convencionales representantes de las líneas más extremas. Entre la desin- formación, el ataque directo y la campaña del terror —por ejemplo, respecto de temas como la identidad de los sím- bolos patrios, el derecho a la propiedad o el medioam- biente—, el proceso empieza a hacer agua, y el documental muestra esto con elocuencia, sin exceso de dramatismo y dejando que sean los hechos frente a cámara los que se muestren como tales. El montaje cumple un rol rele- vante en el documental. No solo se centra en construir más o menos secuencialmente los eventos, sino en trazar la relación entre aspectos particulares y generales, entre ideas iván pinto Crítico de cine y docente de la Escuela de cine de la UniversidadMayor Oasis, del colectivo mafi Memoria del fracaso cine ¿Qué puede una imagen documental? A veces no solo el descubrimiento de su propia función retórica o una exploración de los alcances epistémicos de la realidad, sino tam- bién poner sobre la mesa memorias de las que nadie quiere hablar. 62
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