Palabra Pública N°33 dic 2024 /ene 2025 - Universidad de Chile
periencia, registrada por Camiruaga con la menor intervención posible. O eso creemos. Y es aquí donde las pie- zas adquieren mayor espesor, puesto que junto con esa aparente neutrali- dad o inmediatez nos encontramos con edición, música, puestas en es- cena, etcétera. No es que Camiruaga busque embaucarnos, muy por el contrario, quiere construir televisiva- mente la imagen de una alteridad ya tramada por una serie de prejuicios, es decir, pre-figurada por los públicos desde sus respectivos puntos de vista. Ningún espectador ve “con los ojos de un recién nacido” (citando a Cézan- ne), sino que vemos siempre desde un posicionamiento ideológico que la mayoría de las veces desconocemos como tal y simplemente aplicamos como sentido común. Cuando vemos en “Performance San Martín-San Pablo” la historia dramática de una mujer asesinada por ejercer la prostitución, los acer- camientos de cámara, la música de fondo, el montaje con imágenes del barrio, entre otros elementos, nos ayudan a alejarnos de la noción que tenemos del trabajo sexual (morali- zante y castigadora), para acercarnos empáticamente a la vida sacrificada de trabajadoras que son excluidas de cualquier relato oficial (pensemos aquí en el movimiento de trabajado- res, que a nivel mundial ha excluido a las prostitutas por no considerarlas moralmente aptas). El video, enton- ces, surge como herramienta y no como mero registro transparente del mundo, y, como tal, puede ayudar a la transformación de la realidad. Esto último que planteo queda en evidencia con una de las piezas ex- puestas: “Casa particular” (1990), donde Camiruaga registra la vida de un prostíbulo travesti en San Camilo, que se hizo célebre por un episodio de censura durante la primera expo- sición del Museo Nacional de Bellas Artes realizada en democracia, titula- da “Museo Abierto”. El problema fue que, entre las múltiples imágenes de la pieza audiovisual, había una esce- na donde una de las protagonistas se realiza “el truco” en cámara (esto es, esconder sus genitales para emular mejor a una mujer). Nemesio Antú- nez, director de la institución, solicitó la remoción de la pieza ante el recla- mo de una líder de un grupo de scouts que visitó la exposición (este episodio es relatado fantasiosamente por Le- mebel en su crónica “La muerte de Madonna”, publicado en Loco afán ). Finalmente, otro episodio de censu- ra contra el colectivo Luger de Luxe terminó de empañar esta primera exposición, que pasó de ser un sím- bolo de la libertad conseguida tras el retorno a la democracia, a la supues- ta constatación del “libertinaje” de la izquierda que pregonaba el régimen de Pinochet. El episodio de censura comprobó que las visiones sesgadas de la época eran incompatibles aún con estos asuntos, a pesar de que gran parte de la pieza habla sobre la violencia cotidiana que vivió este sec- tor durante la dictadura (y de cómo sus muertos no son contabilizados aún como parte de las víctimas). El momento de los genitales expuestos destruyó todo el intento de sensibili- zación que estaba operando. Quisiera uno pensar que este tipo de prejuicios ya han desaparecido —a más de 30 años de ocurridos los hechos—, pero la señalética de “Pre- caución: contenido sensible” en la entrada de la exposición me hace dudarlo. Quizá el video sigue siendo peligrosamente cercano a la realidad, más que a los sueños. un espacio ganado Gloria Camiruaga mac Parque Forestal Ismael Valdés Vergara 506, Santiago Hasta el 20 de abril de 2025 61
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