Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile
En “Archivo y Cuerpo”, las obras, al parecer, se vinculan temáticamente con diversas corporalidades y, a su vez, provienen de alguna clase de trabajo con archivos. Aquí, la curaduría alcan- za quizá su límite, ya que las piezas no guardan mayor relación entre sí, apar- te de la aparición de uno omás cuerpos (que también están en la primera sec- ción). De esta sala destaca Nuestras memorias , pintura sobre cerámica que se asemeja peligrosamente a la pieza que está enfrente, Impactos negativos , donde la pintura es desarrollada sobre mdf. En ambos casos, el trazo suelto, junto con el monocromo, dan la idea dememorias borrosas y lejanas. Verano 1982 continúa la tendencia de las obras anteriores, cuestión que vulnera hasta cierto punto el impacto que puedan causar, ya que terminan perdiéndose en unmar de uniformidad. “Memoria/Ruralidad” reúne pro- puestas que se conectan con lo rural, específicamente en lo iconográfico. En torno a la desidia y La memoria de las cenizas son las más destacables, ya que desde medios como pintura y ob- jetos encontrados logran transmitir la precariedad, soledad y peligro que se experimentan fuera de la ciudad. Hay una lectura algo simplista de la escultura Acarreo —en la que vemos un torso acarreado por otro cuerpo—, ya que fue asociada a lo rural por estar hecha en madera bajo una técnica “ar- tesanal”, pero lo cierto es que podría haber estado perfectamente en la sala anterior. En este sentido, a ratos no hay mayor justificación para algunas deci- siones curatoriales de lamuestra. “Desplazamientos” es la única sec- ción donde comparecen obras de los llamados “nuevos medios”. Sorprende que en un concurso de “arte joven” las tecnologías digitales no tengan más presencia (y ni hablar de la ausencia total de obras performáticas en vivo o de trabajos site specific ). La obra gana- dora del concurso, El silencio después del juego (de Florencia de la Maza y Ma- tías Yunge), recibe casi toda la atención, ya que su apuesta por una narrativa mediada por un televisor es bastante más atractiva que el resto de trabajos que recurren a estímulos demasiado pasivos para espectadores actuales, acostumbrados a las pantallas. Su an- tecedente claro es La casa lobo , de León & Cociña, y nos hace pensar en los cruces que siguen generándose en- tre el espacio audiovisual y el del arte contemporáneo. En la misma sala, la triste instalación multimedia Seres de viento muestra unas bolsas ondeando sobre unos palos en las se proyecta un video. La obra queda apretujada entre las demás y somos testigos de la depo- tenciación que sufren todas las piezas de la muestra al ser integradas sin una correctamuseografía. Mi selección es caprichosa y algo mezquina, ya que deja fuera trabajos que quizá, rodeados de otras obras, habrían recibido un buen impulso para “lucirse” más y mejor. Pero estos concursos suelen ser una gran vitrina donde solo se tiene quince minutos de fama y, por lo tanto, hay que mos- trarse lo mejor posible. Esta premura y ansiedad por el reconocimiento pue- de que convierta a la mayoría de estos concursos en simples esfuerzos por adquirir visibilidad, dejando de lado la labor fundamental de dar a conocer las principales tendencias formales de los artistas jóvenes, y, más importante aún, los problemas y asuntos sociocul- turales que abordan. Hace falta ver cómo serán los próximos concursos, de modo que podamos trazar el mapa de relaciones y tensiones que el arte joven chileno nos seguirá proponiendo. exposición colectiva del xvii premiomavi uc larrainvial arte joven Museo de Artes Visuales MAVI UC José Victorino Lastarria 307, Santiago Hasta el 26 de octubre de 2024 59
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