Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile

palabra crítica H arold Bloom escribió que la crítica busca definir el valor de las obras; “más que, menos que, igual a”: ese sería su leitmotiv . Es discutible que esta sea la función de los críticos, pero en caso de que Bloom hubiese tenido razón, ¿más que, menos que, igual a… qué? ¿La comparación ha- bría que establecerla entre las obras de autores de una misma generación? ¿Entre aquellos textos que salen de imprenta el mismo año, como suelen hacerlo las listas que se publican en diciembre, pensando en la navidad y las vacaciones de enero? ¿O la compa- ración habría que hacerla entre libros que, por alguna razón, todos están comentando? ¿Qué textos habría que comparar, con qué criterios? ¿Cuándo es válido o justo hacer este ejercicio? De hecho, ¿existe algo como la justicia literaria? ¿Qué es lo que realmente ha- ría justicia a la literatura? No siempre me hago todas estas preguntas. Surgenporque acabode ter- minar Tuenfermedadserámimaestro , un libro de Cristian Geisse (Vicuña, 1977), autor cuyo trabajo he seguido con en- tusiasmo desde hace tiempo. En esta oportunidad, presenta un relato —en principio, con tintes autobiográficos— sobre el alzhéimer que sufre la madre del narrador, e inmediatamente pienso en que la cuestión de la memoria ha adquirido en los últimos años mucho relieve tanto en la narrativa como en el cine. Eso me pone alerta: ¿cómo lo resolverá Geisse, un autor que vinculo con el delirio y las trampas literarias y enningúncasoconel susurrodel relato íntimo? Pues bien: si las primeras pági- nas parecen prometer una autoficción, pronto asoma su sello habitual. Autor de poemarios apócrifos, de cuentos desconcertantes y de la grotesca nove- la Ricardo Nixon School (2016), Geisse trajina por mundos alucinógenos, en un viaje que aligera el dramatismo de una historia que es en sí misma muy dolorosa —cómo enfrentar el enveje- cimiento y la muerte de los padres—, sin restarle por ello ternura a este hijo, que decide aprender algo del inevitable derrumbe. Esa decisión lleva su relato por los precipicios de la psicodelia, la sorpresa y el absurdo al que este autor ya nos tiene acostumbrados, y donde suele ocultarse uno de sus personajes favoritos: el diablo. Al respecto, solo quiero recordar que mientras la pala- bra símbolo significa en su raíz griega la unión de las cosas, lo diabólico re- mite, por el contrario, a su separación o dispersión. Sí: las historias de Geisse suelen ser diabólicas. El autor conoce bien el mundo de las alucinaciones (lo sabemos quie- nes leímos ese cuento antológico suyo que es “¿Has visto un Dios morir?”) y eso le permite escribir la historia de alguien “paralizado en una urna de vidrio al borde de un acantilado”, en- tre otras imágenes lisérgicas que no solo nos ubican en el mundo de la ex- perimentación psicodélica, sino que además nos instalan en otro escena- rio aún por descubrir literariamente: el del covid y el drama de los intuba- dos durante la pandemia. Presumiblemente, un lugar impor- tante es el que se da en este libro a otros textos que son definidos como híbridos y que divulgan aspectos cien- tíficos, otro must de la literatura del siglo xxi. En este caso es fundamental la neurociencia, el discurso sobre las posibilidades de la mente humana. Geisse muestra sin ningún disimulo su admiración por el neuropsiquia- tra Oliver Sacks, autor de El hombre que confundió a su mujer con un som- brero (1985). Así, el texto continúa las reflexiones iniciadas en Sapolsky (narrativa, 2021) y Thus spoke Robert Sapolsky (poesía, 2022), libros en que el chileno inventa un “döppelganger”, un doble, para el famoso científi- co norteamericano. “Yo desde hace tiempo que estoy profundizando en la relación entre literatura y cien- cia”, escribe enamorado de aquellos textos limítrofes en que la ciencia se desliza por el camino de la poesía y la estética. Lo hace, además, con la soltura de un amigo que busca expli- carse o convencerse a sí mismo sobre cuál es la necesidad de seguir escri- biendo, sea cual fuere el resultado de su proceso en términos de fama o de reconocimiento: “Escribir no es au- toflagelación. Escribir me da vida, experiencia, amor”. Por alguna razón, en este volumen que oscila entre el en- libro lorena amaro Crítica literaria y profesora del Instituto de Estética de la Universidad Católica de Chile. Tu enfermedad será mi maestro, de Cristian Geisse Comparaciones 56

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