Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile
Delano ve lo que ve el amo: escla- vos y españoles a mal traer, débiles muestras de un proyecto que ya está en las últimas y que no puede com- pararse con la energía y fuerza con la que él se imagina a sí mismo. Su juicio sobre Cereno está espléndi- damente resumido en esta hermosa cita: “No había por qué sorprender- se ante la manifiesta incompetencia de alguien que reunía juventud, enfermedad y elegancia”. Eso es el Imperio español para un ballenero estadounidense, un espacio enfermo y estúpidamente elegante. Por otro lado, la utopía de los esclavos asoma en la novela a través de los ojos del mismo Delano: “Babo le preguntó si en esas aguas había algún país con negros donde los pudiera llevar”, dice Delano que dijo el jefe de los esclavos, y allí es imposible no ver la ilusión de que, ojalá, exista en algún rincón de estos mundos, el español o el estadounidense, algún lugar en el que los hombres africanos no estén destinados a la esclavitud. La traducción de Rodrigo Ola- varría no solo incluye el texto de la novela, que está enriquecido por detalles imposibles de percibir para alguien que no conozca nuestras costas (las “seals” del original inglés no son “focas”, como se traduce en las versiones peninsulares, sino los comunes y corrientes lobos de mar). El volumen trae, además, un escla- recedor prólogo, que persigue la procedencia exacta de los esclavos y el lugar que Benito Cereno ocupa en la obra de Melville; las páginas que el capitán Delano escribió sobre el episodio en sus memorias, los do- cumentos oficiales de Chile, Perú y Estados Unidos sobre el caso, y una selección de citas de otros textos de Melville en donde se refiere a la cuestión de la esclavitud y la liber- tad. No olvidemos que la novela se publicó en 1855, y que Lincoln abolió la “peculiar institución” en 1863. Esta edición chilena se hace car- go del ovillo melvilleano a partir de la terrible e inexplicable cuestión de la esclavitud. Delano es un producto típicamente norteamericano y deci- monónico, y sus opiniones sobre los esclavos, inaceptables el día de hoy, aparecen por todos lados. Melville, sin embargo, no es Delano. Melville se deja interpelar por sus materiales, sugiere Olavarría, y la novela permite que entre las rendijas del imperio por morir y del imperio naciente se cuele ese enorme otro que son los esclavos. La apuesta del traductor, tal vez, consiste en tender un puente entre Chile y Benito Cereno a través de la es- clavitud. ¿Por qué precisamente ese puente? No logro verlo con claridad todavía. Arriesgo una hipótesis: tal vez debemos volver a leer a Melville sin moralina, considerando sus du- das, aprendiendo otra vez lo que la novela moderna aprendió durante varios siglos y que hoy parece ol- vidado: dentro de un narrador hay muchas más voces que la suya propia, y el relato moderno intenta, siempre de manera imperfecta, ver y contar una y otra vez a su otro. benito cereno Herman Melville Edición y traducción de Rodrigo Olavarría Hueders, 2023 212 páginas 55
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