Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile
palabra crítica ignacio álvarez Profesor del Departamento de Literatura de la U. de Chile. Es autor de El último neógrafo (2024), El curso que hice al revés (2022) y Novela y nación en el siglo XX chileno (2009), entre otros. P uesto que ocurre muy cer- ca de la isla Santa María, territorio ubicado a veinte kilómetros de Lota, en el gol- fo de Arauco, la novela Benito Cereno (1855) de Herman Melville merece ser considerada chilena. No es exacta- mente lo mismo, pero esto que cuento se parece a esa identificación inmedia- ta que uno siente cuando ve a Pedro Pascal en The Mandalorian o The Last of Us . Entre ese texto y nosotros, me digo, hay un vínculo misterioso que de alguna manera hay que dilucidar. Imagino que algo parecido debió haber sentido Rodrigo Olavarría (Puerto Montt, 1979), el autor de la espléndida traducción que acaba de editar Hueders y que quiero co- mentar aquí. Olavarría es un escritor bastante indiscutible en nuestro campo cultural: es el autor de la traducción al español más leída de Aullido , de Allen Ginsberg, y tam- bién un poeta de fuste, así como un importante narrador y ensayista. En su Instagram tiene una hermosa entrada que dedica a Benito Cereno y que vale la pena revisar. Cuenta que tuvo la idea de traducirlo hace quince años y que, además de una cantidad enorme de trabajo de ar- chivo, el proyecto lo llevó a recorrer la mismísima isla de Santa María. Traducir la novela en el modo en que lo hizo fue, quizá, la manera que en- contró para resolver la relación que hay entre el libro y Chile. Benito Cereno se basa en un episo- dio bastante conocido de la historia naval estadounidense, ocurrido en 1805. El barco ballenero Perserve- rance, al mando del capitán Amasa Delano, se acercó al Tryal, transporte de esclavos comandado por el español Benito Cereno, para socorrerlo, puesto que parecía estar en tribulación. Los hechos duros fueron narrados por el propio Delano en sus Relatos de viajes y travesías por los hemisferios norte y sur (1817) y constan en varios documen- tos oficiales sobre el caso que fueron redactados por distintas autorida- des de Lima, Chile y Estados Unidos. Melville realiza algunos cambios, sin embargo. Sitúa los hechos seis años antes, en 1799, como para que sea más notorio el declive español. En vez de Perseverance, el barco de Delano es bautizado como Bachelor’s Delight en la novela, y el Tryal se convierte en San Dominick, una alusión relativa- Benito Cereceno , de Herman Melville La apuesta del traductor libro mente abierta a la liberación de Haití, ocurrida en el curso de una rebelión de esclavos que Toussaint Louverture comenzó en 1791. Pero este referente histórico y los sutiles movimientos de nombres y fechas que hace Melville en la novela son indicios que nos llevan a lo más importante, que es el modo en que el autor imagina la curiosa situación de Delano: el capitán de un ballene- ro estadounidense aborda, en son de paz, un barco lleno de hombres raptados en África que serán vendi- dos como esclavos en América, y que responde a la soberanía de un cre- puscular Imperio español. Me imagino mirando la esce- na desde Lota: los Estados Unidos, potencia ascendente en la hegemo- nía mundial, a través de la caza de mamíferos marinos, una de sus acti- vidades económicas más fascinantes y globales, toma contacto con otra potencia mundial, esta vez declinan- te, el Imperio español, y en mitad de ese encuentro aparece otro universo, el de los esclavos africanos. Todo eso, me gusta repetirlo, mirado por un grupo de chilenos desde Lota, cuar- to universo geográfico que podemos allegar a esta madeja imaginaria. El arte de Melville aparece en el modo brillante en que detecta ese nudo y en la forma no menos bri- llante en que lo resuelve. El capitán 54
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