Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile

E l abogado Roberto Nahum revisó exhaustiva- mente el programa que encabezaban él, como decano de la Facultad de Derecho de la Universi- dad de Chile, y la antropóloga Sonia Montecino. Al final de la nómina de expositores, figuraba “hdp”. “¿Quién es ‘hdp’?”, preguntó Nahum. Álvaro Fuentealba, director de carrera de la época, le advirtió que no había de qué preocuparse, pero le mintió. Nahum no podía enterarse de que una de las artistas más radicales de la escena disidente, una singularísima travesti, actriz y cantante llamadaHija de Perra, sería la encargada de cerrar las primeras Jornadas Estudiantiles deTeoríadeGéne- ro y Feminismo que se realizarían en la facultad. Aún corría el telúrico año 2010 y nadie quería volver amover el piso. “De haberlo sabido, el decano no lo hubiese permitido. Por esa razón, preferimos editar su nombre”, cuenta Nico- lás Ried, uno de los creadores del evento organizado por el Centro de Estudios Críticos Universitarios (cecu) y quien invitó a la performer a participar —por primera vez— en una actividad académica. “Queríamos crear un espacio de discusión que incluyera el trabajoprácticodepersonasque, sinestar en laacademia, apuntaban en la misma dirección. Hija de Perra calzaba perfecto. Además, ya era una leyenda”, explica Ried. La conoció a mediados de ese año, en una de las noches de fiesta con que terminaban las lecturas performáticas del Colectivo Unitario de Disidencias Sexuales (cuds), uno de los grupos activistasmás audaces de la época. Hija de Perra se había unido dos años antes y era la musa inspiradora y embajadora oficial. Esa misma noche, Ried la invitó a pre- sentarse con una ponencia en las primeras Jornadas. Volvieron a encontrarse al día siguiente, esta vez en el taller de ropa de la artista en calle Cumming, en Santiago. “Nuestra invitación no era para que ella fuera a hablar de su experiencia ni de su práctica artística como un objeto de estudio. Queríamos que creara una ponencia acadé- mica en su estilo provocador y que su primera vez en un espacio así fuera igual de disruptiva. Esa idea la entusias- mó mucho”, recuerda Ried. Sin advertirlo mucho, la artista nacida en Santiago en 1980 ya estaba a la altura de la invitación: en menos de una década, había conseguido llevar su osada propuesta de performance política y transfeminista desde los esce- narios más apartados hasta los círculos oficiales. Inspiró el documental Perdida Hija de Perra (2010), de Vicente Ba- rros, y durante el mismo período fue fotografiada por Zaida González. En paralelo, presentaba sus performan- ces cada fin de semana en clubes y fiestas en todo Chile. Irrumpir en la academia con un prontuario artístico como el suyo suponía un desafío de palabras mayores, par- tiendopor elmismísimo encargo: comonuncahabía escrito un texto de esas características, entró en pánico y pidió ayu- da en su cofradía. “Estaba nerviosa, histérica y dramática, como era ella. La invitación a la U. de Chile significaba desa- cralizar el espacio universitario y tuvomucha conciencia de ser la primera travesti en tener ese lugar”, cuenta el perio- dista Cristeva Cabello, amigo suyo y exmiembro de la cuds. “En el colectivo generábamos textos de autoformación teórica, y ella se me acercó para que le diera consejos para su ponencia. Nos sentamos frente al computador, anota- mos las ideas centrales de lo que quería decir e hicimos un intercambio de lecturas feministas. Eran libros que no estaban en las mallas ni bibliografías curriculares, como El género en disputa (2001), de Judith Butler, y Teoría King Kong (2006), de Virginie Despentes. Le enseñé cómo se citaba a un autor, a escribir el primer párrafo para que tomara fuer- za el texto, y de ahí empezó a escribir sola”, recuerda. La invitación le permitía explorar también nuevos per- sonajes: “Quería parodiar la figura de la autoridad y de la mujer académica; vestirse de traje, hablar con esas mis- mas palabras rimbombantes. Su performance empezaba ahí, al ocupar el espacio de la autoría catedrática como Hija de Perra”, agrega Cabello. El miércoles 17 de noviembre de 2010 había mayor mo- vimiento en la facultad ubicada en calle Pío Nono. Un público diverso, inusual, se había congregado para presen- ciar el plato fuerte de las primeras Jornadas Estudiantiles, anunciado para el final. Al verla cruzar la entrada del Aula Magna, se desató una ovación digna de las estrellas de rock. Hija de Perra subió al podio y partió leyendo con su característico fraseo travesti el título de su ponencia: “Ofensivo margen sexual en una raza sospechosa”. “Yo no pertenezco a este grupo específico. Como hurgo en una comunidad más contestataria, no busco la belleza de una diva. Hurgo enmis propias posiciones y opiniones, y surjo como una grosería sexual y un pintoresco persona- je bizarro. Una bomba visual, una maraña de información de ambigua lectura multisexual que perturba el mirar del que observa la escena”, continuó la artista. Se definía a sí misma como una “sagrada puta babiló- nica”: “Soy para otros de una raza sospechosa de difícil clasificación”, dijo desafiante. “Los teóricos de género me marcan y me tildan de queer como si encajara perfecto en “En una entrevista le preguntaron si quería formar parte de la norma. Hija de Perra frunció sus labios rojos, dijo sentirse bendecida. ‘Continuaré conmi legado disidente hasta el final demis días. También podría ser un extraterrestre ymis días nunca terminarán. Seré eterno’” Parte i: “Una raza sospechosa” 37

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