Palabra Pública N°32 sept - oct 2024 - Universidad de Chile

Pensando en el lugar que ocupa el cuerpo en la so- ciedad neoliberal, si las personas trans no tienen la posibilidad de reproducirse de la misma forma que las personas cisgénero y su fuerza de trabajo se ve mermada por la exclusión social, ¿cómo construyen el valor de su existencia en una sociedad en la que no tienen cabida? —Cambiando lo que es valioso en el sistema, que ahora es la propiedad. El sistema de propiedad está muy arrai- gado en nosotros: el cuerpo tiene propiedad. John Locke decía “eres dueño de tu cuerpo”. También el liberalismo dice “tu cuerpo es tuyo, es el castillo del hombre”. Esto significa que alguien que experimenta su cuerpo como desalineado no tiene propiedad sobre él. Por lo contrario, se dice que las personas trans han nacido en el cuerpo equivocado, que no les pertenece. Esta lógica supone que la transición te da la propiedad sobre tu cuerpo. La pro- piedad es un lenguaje terrible, resistido desde los estudios queer y trans. Aquí me parece útil el vocabulario que pre- senta la anarquitectura [del artista Gordon Matta-Clark], pues es un ejercicio no solo de alejamiento de lo arqui- tectónico, sino también de asomarse a la arquitectura a través de la anarquía y de la impugnación del ser y la posesión. Por tanto, si se re- chaza la identidad como un atributo posesivo, puedes de- cir todo tipo de cosas sobre lo que sí es valioso. En esa línea, si la forma en que hemos entendido la realidad en Occidente está construida desde bi- narismos como viejo/joven, mente/cuerpo, hombre/ mujer, ¿crees que el estudio de la experiencia trans, como experiencia colectiva, pueda mostrarnos una salida para superar estas polaridades? —No creo que la fenomenología haya ofrecido al- guna vez una perspectiva liberadora. Y, en muchos casos, como ocurre en el feminismo, el estudio de la experiencia conduce a relatos particulares que luego se imponen como una expresión colectiva de la corpo- reidad. Así que no estoy seguro de que la experiencia de estar en el cuerpo sea algo que debamos privilegiar para encontrar una salida a las lógicas cartesianas o a las lógicas binarias. Creo que eliminar la obligación de pensar en términos binarios viene de la multiplici- dad de expresiones de género que existe hoy entre los jóvenes. Es clave prestar atención a la posición social que ellos ocupan: carecen de poder político y, en su mayoría, viven en países dirigidos por hombres blan- cos mayores con inclinaciones muy derechistas. Lo que llamamos no binario es un rechazo masivo a los siste- mas binarios de dominación. No solo hombre/mujer, sino también izquierda/derecha, fascista/comunista, políticamente viable/inviable. Creo que estamos en las puertas de un gran cambio social gestado por jóvenes, porque la cultura también se ha polarizado mucho por generaciones. Cuando yo era joven, no había un con- flicto generacional. Había muchas diferencias según la mayoría de edad, pero no nos peleábamos. Hoy, en las dos últimas décadas, las comunidades queer y trans es- tán muy enfrentadas generacionalmente. ¿Crees que eso es algo propio del mundo queer o se repite en otros ámbitos de la sociedad? —Creo que las sociedades se han dividido entre generaciones porque las personas mayores son acapa- radoras, han engullido los recursos y han destruido el medio ambiente. Hemos hecho imposible que los jó- venes prosperen. Para ellos es imposible comprar una casa porque los precios son inaccesibles y están dema- siado endeudados, pero, al mismo tiempo, la sociedad les transmite que la única forma de ser próspero es justamente comprar una casa. Muchos de nosotros, las personas mayores, tuvimos la posibilidad de acceder a educación gratuita, mientras que los jóvenes ya no pueden. Estamos al borde de una ruptura generacional que probablemente será revolucionaria. Y aunque no parezca gran cosa, lo no bi- nario es el principio, porque es un rechazo, un llamado a no conformarse, a no acep- tar el mundo tal como nos lo ofrecen. ¿Y cómo se relaciona ese rechazo de lo no binario con las nuevas generaciones? —Si eres joven hoy te dicen que debes pagar para edu- carte, que acumularás deudas, que no podrás comprar una casa, que no podrás ser independiente. Siempre serás explotado y a tus políticos electos no les importa porque son viejos y esa no es su realidad. Se supone que debes aceptarlo, puedes convertirte en uno de los jó- venes que apoyan a estos viejos o puedes decir que no. Lo no binario es un gran no que se expresa a través del género, y esto tiene grandes implicaciones políticas. No tengo ni idea de cómo se va a desarrollar [el concepto en el futuro], pero sé que si yo fuera joven, mi animadver- sión se dirigiría contra las personas mayores que me lo han arruinado todo. Pero también vería que la inversión obsesiva en vivienda y construcción está arruinada. La naturaleza especulativa del dinero ha insistido en la propiedad, al mismo tiempo que les niega la propiedad a los jóvenes. Y por eso necesitamos ver la propiedad como un robo. Hay que empezar a imaginar otras for- mas de vida, de estar en una casa o en un cuerpo que no se trate solo de la propiedad capitalista. Necesitamos otro lenguaje, conceptos más amplios que “soy trans” o “soy queer ”, porque los que ya tenemos no logran apre- hender del todo esta experiencia. “Se dice que las personas trans han nacido en el cuerpo equivocado, que no les pertenece. Esta lógica supone que la transición te da la propiedad sobre tu cuerpo. La propiedad es un lenguaje terrible". 29

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