Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

“T us emociones son válidas”. Así dice un es- logan popular, que a menudo aparece en memes sobre salud mental y mensajes en redes sociales. No estoy muy seguro de lo que significa “válido” en ese contexto, pero la palabra sue- le expresar que algo es sensato, convincente, fundado en la realidad o éticamente valioso. ¿Se puede aplicar a mis emo- ciones? ¿A todas? ¿A las tuyas también? ¿Y a las emociones de odio de racistas ymisóginos? ¿Y a los miedos irracionales de ilusos teóricos de la conspiración? Seguro que no. Sin duda, la opinión de la mayoría de la gente sobre las emociones humanas tiene más matices que la simple afir- maciónde que todas son “válidas”. Y la intencióndel eslogan —ayudar a las personas a aceptar sus sentimientos en lugar de demonizarlos o patologizarlos—es sana. No obstante, en un mundo en que las redes sociales y las políticas de identi- dad parecen estar creando una nueva era de emocionalidad polarizada, vale la pena detenerse a pensar de nuevo en la relación entre pensamiento y sentimiento, razón y emoción. Todos conocemos la diferencia, por nuestras vidas y expe- riencias, entre tomarunadecisiónal calordelmomento—en las garras de una emoción poderosa como la rabia, el odio, el deseo o la desesperación—y hacer una elección en base a una reflexión serena y desapegada. Hay ahí una verdadera diferencia. Sin embargo, es probable que también sepamos que la psicología y la ciencia cognitiva han demostrado las profundas conexiones que existen entre la razón y la emo- ción, entre el procesamiento cognitivo y el afectivo, y entre las sensaciones corporales y el pensamiento intelectual. Hoy en día somos demasiado inteligentes emocionalmente para cometer lo que el neurocientífico Antonio Damasio bautizó como “el error de Descartes” (dejando de lado, por ahora, si esta frase es justa con el filósofo francés). ¿Cómo podemos, entonces, resolver este problema con- ceptual sin perder de vista el contraste entre una toma de decisión exaltada y una tranquila, rechazando al mismo tiempo una dicotomía simple entre razón y emociones? Una mirada retrospectiva a la historia de las ideas en torno a los sentimientos puede ayudarnos con esto. Una de las razones por las que la relación entre razón y emoción ha sido controvertida es su conexión histórica con las ideas patriarcales. Históricamente, escritores y filósofos han hecho distinciones entre pensamiento y sentimien- to, cabeza y corazón, razón y pasión, intelecto y emoción, a menudo asociando a los hombres más con lo primero y a las mujeres con lo segundo. Aprincipios de la década de 1980, la escritora feministaAudre Lorde afirmó que a los hombres se les seguía enseñando que su dominio era el entendimiento y el saber, y que debían “mantener a las mujeres cerca para que sintieran por ellos, como las hormigas hacen con los pulgones”. Para Lorde, esta separación entre pensamiento y sentimiento era perjudicial tanto para las mujeres, que quedaban excluidas del conocimiento, la comprensión y el respeto, como para los hombres, cuyas emociones reprimi- das conducían al dolor, la hostilidad y la violencia. Esta oposición estereotipada entre el sentimiento feme- nino y la racionalidad masculina se ha intentado superar a través de diversas estrategias. En sus escritos de la década de 1790, la feminista inglesa Mary Wollstonecraft sostenía que las mujeres, al igual que los hombres, necesitaban recibir una educación adecuada para que sus facultades de razona- miento y entendimiento estuvieran del todo desarrolladas y fueran lo suficientemente fuertes como para controlar y guiar sus pasiones: las mujeres, como los hombres, debían ser seres racionales al mando de sus sentimientos. Estos El pensamien- to occidental ha considerado tradicionalmente que el intelecto y la emoción son adversarios. El historiador bri- tánico Thomas Dixon, especia- lizado en estos asuntos, desmon- ta la dicotomía razón/sentimien- to y su relación con las ideas patriarcales. thomas dixon Profesor honorario de Historia en la Universidad QueenMary de Londres. Miembro del Centro de Historia de las Emociones de dicha institución. Su último libro es The History of Emotions: AVery Short Introduction (2023). ¿sonválidas tus emociones? columna 4

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