Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

le abrió la puerta a la muerte”, para luego señalar, “Un pez saltó las perlas de la noche” (15). Dos movimientos al unísono, dos giros que nos llevan al surgimiento de una temporalidad que se abre hacia la duplicación de accio- nes en apariencia de diverso carácter, pero que permiten avizorar lo real des- de dos puntos de vista. Por un lado, la muerte, y, por otro, la vida. Si bien en este poemario no cambia la esenciade la voz líricadeUrriola, que mantiene sus guiños rockeros, su enfo- que en lo cotidiano, su mirada crítica y su perspectiva de género, hay un trán- sito hacia un lenguaje universal. Por ello, sus palabras parecen más pulidas y fuertemente enfocadas en la crítica filosófica y en un estado de calma para enfrentar el horror de la muerte me- diante una suerte de tributo a la vida. La escritura es el territorio donde atestiguar el acontecer, pero también un lugar de toma de conciencia sobre la responsabilidad humana en la pan- demia: “Los hospitales se han poblado de enfermos. / Han cerrado el cine x y el Doré. / De pronto: / no el aire no el aire no el aire. / Tuvimos una vida y la tratamos como a un perro” (18). La poeta expone la dolorosa realidad, los signos de un fin de mundo, donde lo que daña es precisamente el elemento esencial para la vida: el aire. Uno de los momentos que me parecen más importantes del poe- mario se expresa en estos versos: “No hay manera de vivir sin rendir- se / –aunque sea por un momento–/ ante la belleza de las cosas inútiles” (26). Enunciados que nos remiten a la imposibilidad de reconocer que las cosas inútiles poseen un sentido supremo para la vida. La realidadma- terial, por tanto, habita en lo mínimo, en lo doméstico, aquello que por lo general no vemos o esquivamos en el día a día. La escritura recoge estas trazas de cotidianeidad como “quien honra la tierra del camino” (27). La materialidad es, de tal manera, inter- venida por un orden de alguna forma sagrado, donde la voz lírica rinde tri- buto a la vida/camino mediante una escritura homologable a la vida. El acto de escribir es motivado por un deseo de itinerar —“Escribo como quien construye una barca” (28)— li- gado a un accionar donde se transita de manera constante: “Nunca estoy, vengo llegando siempre” (31). Este “venir llegando” es un bello princi- pio estético, ya que para la poeta lo real es siempre novedoso o, en cierta medida, es un estado de permanen- te asombro, como si renaciera una y otra vez, en una incesante lucha con- tra la catástrofe. Esta intensa alternancia entre vida y catástrofe solo puede ser sostenida por el deseo de que el ser humano tenga una nueva oportunidad. Esta vez su función primordial será “hon- rar” y revalorizar aquello que fue despreciado y desvalorizado: “Volve- remos a subir en ascensores, / pero sonreiremos al vernos. / Volveremos a comprar lo necesario y ayudaremos a los / ancianos con las bolsas […] Volveremos a volar y bendeciremos la vida” (42). Honrar es un símil de bendecir, por tanto, en esta nueva oportunidad, el ser humano podrá re- dimirse de sumal proceder y alcanzar un estado cercano a la santidad. La poeta se niega al fin y anhela la redención del error humano, donde el buen vivir será capaz de combatir el oscuro destino que se acerca. Por ello, el deseo se mantiene indemne: “Re- gresarás, Ángela, cuando me haya ido al país / donde el desierto avanza. / En la silla donde te sentabas a mi lado, / te dejo este cuaderno que me salvó la vida. / Empedrado abajo, la muerte toca el violín.” (45). Su amora —tomo este término de la novela homónima de la autora mexicana Rosamaría Ro- ffiel— es Ángela, destinataria de este cuaderno que “salvó la vida” a la poe- ta. Es importante el uso del presente —“te dejo este cuaderno”—, pues anuncia una retirada de la poeta aun antes de marcharse al país “donde el desierto avanza”. ¡Hey, Malú! Retomo tus primeros versos, tan importantes para mí en esos días punketas , para decir que nos dejaste mil tareas pendientes, la pri- mera, por supuesto, seguir leyéndote y valorando tu pasión, tu escritura fogo- sa y tu comprometida forma de asumir la poesía y la posibilidad de leer este mundo, dejando atrás nuestro desen- canto y confiando en que, tal vez, aún sea posible revertir el fin de todo. el cuaderno de las cosas inútiles Malú Urriola Editorial Cuarto Propio, 2022 50 páginas 55

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